Mono con Gallinas es el nombre de la película dirigida por el cineasta Alfredo León en 2013, en la que se cuenta la historia de Jorge, un soldado ecuatoriano preso en Iquitos durante el conflicto fronterizo de 1941 entre Ecuador y Perú. Los jóvenes poco recuerdan estas beligerancias de hace ochenta y un años, o siquiera las de 1981 o las de 1995 en la selva del Cenepa. Hablar de Perú hoy para los ecuatorianos es evocar aquella selección que volvió al Mundial tras 36 años, y cuya emotiva y numerosa afición ganó el premio de la FIFA a “La mejor hinchada del Mundo” por su paso en Rusia 2018. Una selección impredecible, irregular, que puede caer goleada en Lima ante Colombia y ganarnos en Quito, sin mencionar la palabra “sorpresa” porque a nadie le sorprendería.

El entrenador de la selección ecuatoriana, Jordi Cruyff, dedicó su columna en Diario Sport, al modelo del fútbol alemán, cuyos clubes de a poco retoman sus entrenamientos, pese a la emergencia mundial por el nuevo coronavirus (covid-19).

“Yo a él ni lo conozco, con todo respeto lo digo”. Esa fue la respuesta del volante-delantero uruguayo Gastón Rodriguez acerca de la crítica que le hizo su compatriota Carlos Ernesto Berrueta sobre que es “un pecho frío”, a través de su cuenta de Twitter.

Esta nota la escribo mientras me tomo una cerveza helada por el sector de La Pradera; es artesanal, de buen sabor y mitiga la sed provocada por el intenso sol de Quito en estos días.

Al igual que una historia de amor no correspondido, Barcelona durante su gloriosa historia ha coqueteado para obtener la tan anhelada Copa Libertadores, sin resultados positivos.

Que te empaten faltando dos minutos para que se termine el partido te deja una sensación amarga. Y más todavía cuando el rival es un buen equipo, que tuvo la oportunidad de llevarse los tres puntos con cuatro opciones claras de gol.

Su nombre se puso de moda y no sólo en Manta. No es una institución deportiva mediática, pero en radio, televisión y prensa escrita se está ganando un espacio. En la tabla de posiciones supera a Barcelona y Liga de Quito, a inicios de año candidatos a ganar el semestre. Su último desafío está por llegar y quizá sea este el que devuelva al ‘Cetaceo’ a su verdad.

El presidente de la Ecuafútbol, Carlos Villacís, debería ser torero: en rueda de prensa esquivó los graves problemas registrados en el Atahualpa durante el cotejo con Colombia. Eludió los asuntos políticos como el bíblico Pedro, negándolo todo: la FEF no controla nada, no vende nada, no cachea a nadie, no sabe nada. En lo deportivo, pospuso el tema del entrenador Gustavo Quinteros hasta –sospechosamente- después de las elecciones.

Así como hay jugadores que rinden bien en sus equipos pero que se desinflan en la Selección, también hay entrenadores que son capaces de triunfar con clubes, pero que no tienen la misma capacidad en un combinado mayor. Gustavo Quinteros entra en esta lógica.

Los dos últimos partidos de la selección ecuatoriana, ante Paraguay y Colombia, dejaron resultados desastrosos y preocupantes para el futuro del equipo que busca llegar al Mundial Rusia 2018.

La cantaleta que armó Gustavo Quinteros al inicio de la temporada no tuvo ningún efecto en las Eliminatorias. En entrevistas y charlas con medios de comunicación, el entrenador no dudaba en indignarse por el arranque tardío del torneo ecuatoriano, ya que blindaba a la Selección ecuatoriana de realizar microciclos con los mejores futbolistas del torneo local.

Un partidazo se vivió ayer 14 de marzo en el estadio Monumental de Guayaquil. Barcelona y Atlético Nacional se enfrentaron por la primera fecha de la Copa Libertadores 2017. El cuadro amarillo llegaba sin jugar bien desde el inicio del año, pero ayer demostró que es un equipo que puede mostrar un gran nivel con la plantilla que tiene.

En Liga de Quito no acostumbran a echar a los entrenadores a los cinco partidos. Ni a los 10 cotejos. Ni a los 15. Los aguantan todo un semestre, en parte por una convicción de que el proceso merece tiempo; en parte por la dolorosa lección del 2000, cuando se probó con tres entrenadores y un equipazo bicampeón se fue de bruces al descenso, y en parte porque no es época de andar pagando indemnizaciones millonarias, peor cuando hay déficit en una economía con el consumo pasmado.

El 5 de febrero de este año, vivimos otro acto nefasto de violencia en nuestro país. Barcelona Sporting Club recibía a Macará en el estadio Monumental de Guayaquil, pero el cotejo se suspendió cerca de los 13 minutos porque hubo peleas entre hinchas “canarios” en el sector de la barra Sur Oscura. Ese compromiso debió completarse al día siguiente sin asistencia de público. Esa triste noche, representantes de la Intendencia confirmaron 41 personas heridas.

Un mes después del bochornoso incidente con el Atlético Tucumán en el estadio Olímpico Atahualpa, El Nacional demuestra el escaso armamento que tiene para sobrevivir a la larga batalla que se le viene en la Serie A.

¡Tiempo de elecciones! Debo confesar que me apasiona el tema político. Opinar nunca estará demás desde una posición más allá de la de comunicador… El tiempo sirvió además para preguntarme ¿y las elecciones de la Federación Ecuatoriana de Fútbol? ¿Sus potenciales candidatos?

La pregunta planteada tiene una respuesta: sí. El estratega ecuatoriano se ganó el derecho a dirigir su tercer mundial por merecimientos y resultados. Sin embargo, el Mundial de Corea del Sur será un gran reto para su carrera.

El sistema pague por ver (PPV) en el fútbol ecuatoriano será un fracaso debido a los altos costos. La economía que vive el país impide que este se masifique y que todos tengan acceso a él.

“Cuando se desea más de lo que se puede tener se corre el riesgo de perder lo que se tiene”. Nada más apegado a la realidad como lo ocurrido este fin de semana con la dirigencia del Delfín.

Es verdad: ningún equipo, ningún entrenador y ningún dirigente quisiera haber sufrido lo de El Nacional, eliminado como local de la Copa Libertadores por Atlético Tucumán, en lo que puede ser una de las hazañas más significativas, y también pintorescas, del fútbol de este siglo. Claro, es feo ser el derrotado y que a uno lo recuerden como víctima de un suceso tan celebrado por el ganador, pero El Nacional debe tener la dignidad para superar este mal paso y seguir adelante. Y eso incluye dejar de llorar.