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miércoles 15 de marzo 2017

Barcelona y una nueva cara

Jonathan Machado

Un partidazo se vivió ayer 14 de marzo en el estadio Monumental de Guayaquil. Barcelona y Atlético Nacional se enfrentaron por la primera fecha de la Copa Libertadores 2017. El cuadro amarillo llegaba sin jugar bien desde el inicio del año, pero ayer demostró que es un equipo que puede mostrar un gran nivel con la plantilla que tiene.


Barcelona expuso una nueva cara: fue vertical, rápido, solidario, con buen toque de la mitad de cancha para adelante. Marcos Caicedo, Jonathan Alvez, Matías Oyola y Ely Esterilla dejaron claro que son jugadores que pueden hacer daño a cualquier rival.

Barcelona salió a la cancha con la intención de ‘comerse’ al rival. Y en los primeros 45 minutos lo consiguió, a pesar de que los colombianos se adelantaron en el marcador. La virtud del ‘Ídolo’ fue mantener la dinámica y la presión desde la primera línea verdolaga. Con ese nivel, pudo igualar el partido y, minutos más tarde, anotar el gol de la victoria.

El equipo dio señales de que es posible jugar como lo hizo el año pasado y que lo llevó a ser campeón. Si bien en las primeras seis fechas del campeonato no le ha ido del todo bien, el encuentro de ayer debe servir como un punto de partida para lo que resta del año.

La personalidad que Barcelona tuvo ayer es digna de destacar. Al frente estaba el campeón de la última Libertadores y eso, lejos de inhibir a los jugadores canarios, les brindó coraje para demostrar que son capaces de ganar a grandes equipos del continente.

Aunque la defensa todavía tiene errores, estos resultados ayudarán a trabajar de mejor manera. La pareja de centrales Aimar y Mena tuvieron buenos momentos en el primer tiempo, pero en la segunda parte estuvieron descoordinados y el empate estuvo cerca.

Las llegadas de los delanteros colombianos desnudaron la fragilidad, sobre todo de Mena, que fue el punto más débil del equipo amarillo. El desgaste de la primera parte también fue una causa para que el Atlético Nacional llegue con peligro. El trabajo en defensa es lo que el entrenador Guillermo Almada debe perfeccionar.

Un comentario aparte merece Damián Díaz. Es momento de que la directiva converse con el jugador y lo haga entender que es inadmisible que tenga comportamientos como los de ayer. No es la primera vez que esto ocurre: en un partido con el Deportivo Cuenca fue expulsado por insultar al juez de línea. Estas actitudes perjudican al club, que está por encima de cualquier nombre.

En la cancha, Díaz no fue el jugador que el equipo necesitó. Tocó pocas veces la pelota, lució errático en los pases y recibió la tarjeta roja. Barcelona bajó el nivel con su presencia, cuando él debe estar consciente que es el referente del equipo y que, tanto su nivel futbolístico como su forma de actuar, tienen un impacto en sus compañeros y en la hinchada.

Almada tiene la tarea de lograr que los jugadores mantengan este nivel, tanto en el campeonato como en la Copa. Si Barcelona sigue en este ritmo, tendrá grandes posibilidades de pasar de etapa y de lograr la estrella 16.