Independiente mostró personalidad para revertir la adversidad

Independiente del Valle enfrentó a uno de los grandes del fútbol sudamericano y mundial, un equipo de tradición copera, con seis títulos. Boca Juniors le puso en aprietos en el primer tiempo. Y pareció oscurecer toda la esperanza de los 'rayados del valle' con ese gol de Pablo Pérez, a los 12 minutos. 

Hasta entonces, el equipo ecuatoriano no había desplegado el mejor fútbol. No tuvo un medio campo cohesionado. Entregó espacios. El gol de Pérez es el mejor ejemplo. Arturo Mina, al ver que Pérez recibió solo la pelota de Zuqui, tuvo que correr unos cuantos metros, los suficientes como para no llegar a tiempo, para que Pérez rematara y vencer a Azcona.

Y pudo ser peor para Independiente. Fue gol de Pérez cuando terminaba el primer tiempo. Azcona agarró la pelota y estuvo adentro del arco. No lo pitó el árbitro. Afortunadamente para los locales; bronca en los visitantes porque eso habría cambiado todo el escenario del partido.

Pero Independiente demostró algo: la adversidad no lo perjudica. La supera. Y eso pasó. Mejoró en el segundo tiempo, tal como lo hizo ante River Plate y ante Pumas. Y metió esos dos goles que son de muy buena ejecución.

EL primero, es cierto, fue luego de un error de un defensa argentino, pero el remate con derecha de Cabezas fue preciso. Y ni qué hablar del gol de la victoria: una genialidad de José Angulo, jugada de delantero, que puede pasar desapercibido durante todo el partido, pero una oportunidad le basta para anotar ese tanto que se hace necesario.

Ahora le queda un reto enorme: Boca Juniors en La Bombonera, ese mítico estadio que tiembla, que late. Pero Independiente ha demostrado personalidad en esta Copa Libertadores. Por eso es semifinalista. Y no siempre los goles de visitante inciden en el resultado. Ayuda. Pero no determina. Lo sabe Independiente y lo sabe Pumas, que el resultado fue 2-1 en el Atahualpa y regresó al país con la clasificación a esta semifinal.