
Los directivos de Independiente ofrecieron la victoria a la afición
El hall principal del viejo estadio Atahualpa parecía un plató de televisión. El canal dueño de los derechos de emisión de la Copa Sudamericana instaló ahí un set y la gente se arremolinó para continuar celebrando la gesta de Independiente. La euforia se multiplicaba.
Por aquel pasillo pasó Michel Deller, arquitecto de profesión y uno de los gestores de este proyecto que comenzó en la Segunda Provincial de Pichincha y que ahora se codea con la grandeza del continente.
A su manera, Deller pidió la palabra ante la euforia de periodistas y curiosos. “Quiero agradecer a la gente. Se vivió un espectáculo de amor y unidad”, dijo el expresidente del equipo de Sangolqui, antes de pedir disculpas y salir disparado hacia la zona de camerinos. Deseaba fundirse en un abrazo con jugadores y cuerpo técnico.
También apareció por allí Franklin Tello, el actual presidente. “Queremos dedicar este triunfo a todo el pueblo ecuatoriano. Fue un partido esforzado, no comenzamos de la mejor manera, pero pudimos mejorar en el segundo tiempo. Queremos agradecer a la gente por su respaldo”.
Las familias de los jugadores también aparecieron por el lugar. Esperaban la salida de los suyos para mostrarles su amor y orgullo. Independiente celebra su segunda final continental. Ahora amenaza a ir por más. Así se lo prometieron los jugadores en el camerino. Quieren ser campeones.