Periodista, relator y anchor de televisión. Puedes seguirme en Twitter: @FPHidalgo.
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jueves 27 de febrero 2020

Independiente del Valle es un club ganador

Fredy Hidalgo

No siempre el resultado de un partido determina la condición de un equipo y este es el caso de Independiente del Valle. A pesar de caer derrotado ante Flamengo (3-0) por la final de la Recopa Sudamericana, los sangolquileños demostraron que el trabajo constante con un gran proyecto deportivo e institucional, da sus frutos más allá de un título o resultado.


El formar parte de las instituciones ganadoras de un torneo continental es un lujo que pocos se lo pueden dar, pero el dejar una huella que perdure en el tiempo casi nadie, y el humilde equipo del cantón Rumiñahui lo está logrando paso a paso.

La historia del fútbol ecuatoriano está llena de derrotas y sin sabores, al punto que solo dos equipos han logrado alcanzar algún torneo internacional (Independiente del Valle y Liga); inclusive grandes instituciones como Barcelona, que con fuertes presupuestos se ahogaron en la orilla sin poder alcanzar la gloria internacional, demuestran que los grandes sucesos deportivos son escasos en nuestro territorio.


Pero Independiente no solo trabaja para alcanzar títulos o victorias, su labor va más allá, su inversión en el trabajo de las divisiones formativas le convierten en el club que más aporta con jugadores a las distintas selecciones nacionales, además de nutrir a los distintos equipos de nuestro país con futbolistas formados en su cantera.

A pesar de alcanzar el título de la Copa Sudamericana 2019, el verdadero distintivo es el trabajo integral con sus canteranos, porque no piensan solo en formar jugadores, sino seres humanos, y ese aporte es dejar una huella, no solo algo superficial como un resultado positivo o un título, y eso hace de Independiente del Valle un club ganador.

Independiente del Valle, durante la final de ida de la Recopa. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Independiente del Valle, durante la final de ida de la Recopa. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO