Repetto lo perdió todo por el fracaso ante Boca
En un pestañeo, Pablo Repetto lo perdió todo. La derrota de Liga por 3-0 ante Boca en Quito tuvo el efecto arrasador de un huracán que arranca de raíz los árboles. En este caso, se llevó las aspiraciones del entrenador a mediano plazo.
Ese partido lo dejó sin chances de dirigir a la Tricolor, sin ambiente para renovar otro año más con Liga y, lo que es peor, encasillado en un estilo resultadista que se niega a sí mismo cuando no hay para mostrar eso justamente, resultados.
Es un poco injusto, pues Repetto (lo digo de nuevo) ha demostrado que tiene los argumentos para hacerse cargo de la Selección. La caída ante Boca, en todo caso, contradice su reputación de entrenador que entiende el fútbol a más de 2500 metros sobre el nivel del mar, que sabe jugar con los cucos del rival que llega a Quito con tanques de oxígeno. Que Boca corriera más que Liga indica que algo está mal en la ‘U’, muy parecido a aquella vez en que la Tricolor de Gustavo Quinteros fue superada por Brasil en el Atahualpa, con los rivales dejando atrás en los piques a los ecuatorianos.
La derrota también da pie a que sus contradictores pidan (exijan con las venas inflamadas por la ira) que no se le extienda el contrato una temporada más. En general, no se ha valorado lo importante que ha sido el uruguayo para Liga, por la corona del 2018 y por recuperar cierto protagonismo internacional. Pesa más el estilo. Si antes no se lo quería por los resultados, pues menos ahora que Boca goleó a placer. Si antes el reclamo era que Liga juega mal, ahora es que juega mal y pierde.
El tercer ítem es que Repetto, ante Boca, no logró que sus jugadores sostuvieran ese modelo que los estéticos tanto odian, aunque se ganen los puntos: juego conservador que aproveche las pocas opciones de gol creadas desde las bandas, defensa con repliegues veloces cuando el cotejo sea favorable, no perder la compostura defensiva y no renunciar al contragolpe. Esta vez, Boca desabrochó a Liga porque el equipo falló desde atrás hasta adelante, línea por línea, lo que llevó a un comentarista argentino, tan humilde, que Liga es un equipo pequeñito. Y no hay nada que odien más los hinchas de Liga que se ponga en duda la grandeza del único club ecuatoriano que algo ha ganado en el exterior. Eso no se lo perdonarán nunca a Repetto.
¿Qué le queda a Repetto? Pues poco. Primero, debe lograr que Liga haga un cotejo digno en Buenos Aires. Luego, está obligado a defender la corona de la LigaPro y, quizás con el bicampeonato, tenga alguna opción de renovar o, al menos, de irse con una sonrisa.