Una fiesta en cada partido de Qatar 2022

El Mundial de Qatar 2022 tiene miles de personas involucradas en un partido, personas encargadas de crear un ambiente de fiesta y seguridad.

En el "anonimato" hay animadores, músicos, disyoqueis (los que ponen música), los voluntarios, los guardias de seguridad…

Gente que es una especie de hormiga en las funciones que desempeñan, pero que son vitales para el desarrollo de un partido en la Copa del Mundo de Qatar.

Por ejemplo, antes de un juego hay tres animadores que alientan a los hinchas. Uno de ellos es el principal, que habla en inglés, y los otros dos son delegados de los países que juegan ese día y que se comunican con la lengua nativa de ellos.

Las ceremonias, a excepción de la inauguración y de la final, empiezan 30 minutos antes del inicio del partido, con animaciones de los presentadores, que se dirigen a los fanáticos y también los incentivan a que entonen sus cánticos respectivos.

En los estadios hay dos pantallas gigantes en las que se proyectan las alineaciones a los fanáticos, los goles, en caso de haberlos, las jugadas polémicas, se anuncian las tarjetas amarillas o asistencias.

Al principio, en la cancha de los estadios se mostraba un gigante trofeo de la Copa del Mundo, con dos gigantes banderas de los equipos que se enfrentaban. Ahora solo se mantiene esto último.

Después hay un juego de luces LED, que se proyectan por cerca de dos minutos, que siempre se relacionan con la cultura arábiga.

Los disyoqueis también tienen su espacio que es antes de los partidos y en el intermedio, en la que hacen sus mezclas y alientan al público. Es similar a las previas que se hacen en los distintos deportes que se juegan en Estados Unidos, como la NBA, MLB o el hockey.

Es una fiesta total que se mantiene por dos horas, incluido los 90 del partido. Ponen melodías en español y en inglés. Se han escuchado ‘Vivir la Vida’, de Marc Anthony, hasta el Waka Waka de Shakira, Dua Lipa, Beyoncé, la canción oficial Hayya Hayya, de son Trinidad Cardona, Davido y Aisha, entre otras.

Los fotógrafos que se ubican en la cancha son llevados por una extensa cuerda a sus sitios designados, que la sostienen 22 voluntarios. Nadie se puede salir de allí y tampoco cambiarse de puestos.

La rigurosidad de la organización es en todo el escenario, desde que van ingresando los fanáticos, hasta llegar al sitio que tiene reservado. Hay que pasar (todos) entre cuatro y cinco revisiones de personal de seguridad, en la que no se puede acceder con bebidas de otras marcas que no sean las oficiales de la FIFA.

Esos entretelones no trascienden porque la FIFA y la firma que emite la señal de los juegos no lo hace. Esa fiesta queda en la vivencia de los aficionados que enciendan sus teléfonos para grabar los pormenores de las ceremonias o en ocasiones por pedido de los animadores.

La FIFA ya no puede controlar el control de las imágenes que graban los aficionados en las gradas, antes sí lo hacía, pero en esta ocasión le es imposible.

Pero en los sitios, en los que están los periodistas sí lo hacen. Los funcionarios de la FIFA andan de arriba hacia abajo, en los estadios, controlando que no les hagan transmisiones en vivo y también que nos les graben videos (a los que no están autorizados), al punto de amenazar con retirar las credenciales e impedir a los que ingresan a los estadios con una credencial que entregó el Comité Supremo (organizador aprobado por la FIFA).
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