Nicolás Freire, zaguero central argentino de Liga Deportiva Universitaria, durante una rueda de prensa

Nicolás Freire, zaguero central argentino de Liga Deportiva Universitaria, durante una rueda de prensa. Foto: Archivo

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29 de marzo de 2019 16:28

Nicolás Freire heredó lo de zaguero y goleador de su padre 'Don Omar'

David Paredes

Ser goleador no estaba entre sus planes, pero sí en su genética. El zaguero central argentino Nicolás Freire es el máximo arponero de Liga de Quito en esta temporada ‘sin querer queriendo’. 


Con el tiempo, el defensor de 1,86 metros fue ganando confianza. Actualmente lleva tres tantos en el torneo local y uno en la Copa Libertadores. Se ha transformado en el ‘as’ bajo la manga del DT Pablo Repetto en los partidos más bravos.


“La verdad, eso de marcar goles no era algo que esperaba. Fue lindo venir a Liga, porque sabía que era el campeón y como tal iba a jugar Libertadores”, confesó Freire, quien tiene contrato por seis meses con LDU.


‘Nico’, como lo llaman sus compañeros en la ‘U’, creció en Santa Lucía (provincia de San Juan), escuchando las historias de ‘Don Omar’ Freire, su padre y guía. Siendo todavía un ‘pibe’, el jugador alucinaba cada vez que los amigos de su papi le narraban el gol maradoniano que hizo defendiendo a los clubes del pueblo.


Todavía le brillan los ojos cuando lo recuerda. Se sonríe cuando se lo cuenta a Bendito Fútbol para esta nota. “No lo vi jugar, pero los amigos de mi papá dicen que era mucho mejor que yo. Hablan en cada reunión de la vez que siendo defensa tomó el balón en su propia área y se lo llevó esquivando rivales hasta anotar”, sostuvo ‘Nico’ con una sonrisa de oreja a oreja.


Don Omar también era zaguero. Empezó su carrera como volante de corte, pero con el tiempo fue retrocediendo en el campo de juego. Al final terminó siendo extremo por derecha en aquella vez.


Las placitas de Santa Lucía fueron testigos de la calidad de los Freire. Cerca de una multifamiliar donde vivían se armaban los picaditos en los que intervenía Don Omar, Nico y sus panas del barrio.
“De niño jugaba a las canicas y con la pelota. Mi papá se unía a los juegos cuando íbamos a la plaza. Él hacía de pasador. Repartía pelota a los dos equipos”, dijo.


De Don Omar heredó la vocación de futbolista y goleador. Está fascinando con las oportunidades que le ha brindado Liga de Quito. Eso de ser arponero es nuevo para él. Por eso ha recibido bromas de todos en la plantilla. El guardameta Adrián Gabbarini es quien más le ha hecho bromas en estas tres semanas. “Me han dicho de todo, pero en el buen sentido de la palabra. La verdad es que estoy agradecido con lo que he vivido acá en Liga”, agregó el defensor que mañana podría ser titular ante Barcelona, en el estadio Monumental de Guayaquil.


Freire pasó las de ‘Caín’ mientras estaba en Brasil. En Palmeiras sufría, porque no era tomado en cuenta. Pensaba que la historia de cuando era niño se iba a repetir.


Tras salir de su pueblo, pudo llegar a la gran Buenos Aires para militar en River Plate. Ahí estuvo en las formativas, pero al igual que en Palmeiras, tuvo pocos chances. No era tomado en cuenta ni para los picaditos.


“En River Plate pensaba que no servía para el fútbol. Pensé en retirarme, porque no me tomaban en cuenta para nada. Cuando había partidos, me quedaba con otros chicos practicando remates en el predio”, recordó.


Su madre Mónica Gómez, conocida en casa como Mariel, fue quien le dio esa larga charla que todo hijo desmotivado necesita. Le dijo que no se rinda, pero sin exigirle que sea futbolista.


Después, su suerte empezó a cambiar. Fue titular en River y luego dio un salto a Argentinos Juniors, donde ya era profesional. Jugó en ese club donde también surgió Diego Maradona hace décadas, hasta que el grupo del Manchester City adquirió su pase. Antes de llegar Quito pasó por clubes de Holanda y Brasil. Quiere quedarse en LDU hasta fin de año.





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