Tito Valencia se incorporó a El Nacional, a mediados de temporada. En el 2017 sufrió una lesión grave en Barcelona. Foto: Pablo Campos

Tito Valencia se incorporó a El Nacional, a mediados de temporada. En el 2017 sufrió una lesión grave en Barcelona. Foto: Pablo Campos / BF

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22 de septiembre de 2019 10:48

Las lesiones motivaron a Tito Valencia a estudiar psicología

Pablo Campos

El terrible golpe que sufrió el 20 de agosto del 2017 lo marcó a fuego. Aquel día, Tito Valencia -entonces lateral o volante de Barcelona- se rompió el peroné y el ligamento deltoideo en el tobillo izquierdo.


Su compañero Oswaldo Minda recuperó un balón y lo cedió con imprecisión para que Valencia picase. La pelota le quedó muy larga y decidió barrerse para llegar al esférico. Christian Cruz, defensa de Guayaquil City en esa temporada, salió al encuentro. ‘Chavo’ se le fue encima y Valencia se lastimó.


Le tomó cuatro meses recuperarse de aquella colisión y otros cuatro meses más para volver a la cancha. Pero lejos de reprocharse por su suerte, Valencia cuenta que optó por mostrarse positivo para recuperarse. “Si te amargas no resuelves tus problemas. Mejor es poner buena cara y recuperarte bien”.


La paralización por la lesión le sirvió para mucho más. Constató es que en el país hay pocos psicólogos deportivos o especialistas en fútbol. “Para ayudarte, un profesional tiene que saber lo que estás viviendo, vivirlo desde dentro. Ayudarte a controlar la ansiedad”. Para entonces, Valencia venía masticando la idea de estudiar una carrera universitaria. Le interesaba la Jurisprudencia, pero después desistió.


También sondeó la opción de la Fisioterapia, pero no le convencía el hecho de que sea una carrera presencial. Su vida de futbolista, con concentraciones y viajes, habría afectado a su faceta como estudiante. Entonces, se inclinó por la Psicología, aunque le tomó dos años inscribirse y estudiar. Ahora que volvió a Quito, para enrolarse en El Nacional, retomó el proyecto académico y el 1 de octubre comenzará clases en la Universidad de Loja.


“Quiero aprender la parte teórica, porque lo práctico lo tengo incorporado por mi experiencia. Me gusta hablarles a los chicos que se lesionan, darles una voz de ánimo”.


A mediados de año, el futbolista llegó a un acuerdo con la dirigencia criolla para jugar en el equipo en el que ya estuvo en la temporada 2014. Sin embargo, el entrenador Leonardo Ramos de Barcelona decidió alinearlo en la Copa Alberto Spencer, ante Emelec y Liga, en el juego de ida de la final del certamen. En este último compromiso volvió a lastimarse: distensión de la parte externa de la rodilla.


Antes, le había pedido al entrenador de Barcelona que no lo tomase en cuenta, pues su transferencia estaba pronta a concretarse. Ramos no le hizo mucho caso y le alineó. “Pensé: ‘otra vez, lesionado’. Pero de inmediato me enfoqué en recuperarme y ponerme bien”, cuenta el aspirante a psicólogo en el complejo de Tumbaco.


El jugador llegó a El Nacional a completar su recuperación y ahora se encuentra bien física y anímicamente. Lleva tres partidos en el equipo de Marcelo Zuleta y la tarde de este 22 de septiembre (14:15) aparece como una alternativa ante Fuerza Amarilla en Machala.


El complejo criollo no le es desconocido. No solo porque jugó allí en el 2014, sino porque de pequeño acudía regularmente: su padre, Listron, fue defensa y campeón con los criollos en el torneo de 1992.


Ahora, el lateral-volante tiene 28 años, pero evoca cuando correteaba por Tumbaco. Señala la parte posterior del complejo, en donde se hacían las parrilladas. También recuerda que en cada diciembre a los hijos de los jugadores les daban regalos y que había un árbol con mandarinas. 





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