El padre Alberto es sacerdote de la parroquia Niño Jesús de Altamira, en Manta. Fotos: cortesía de Alberto Benavides

El padre Alberto es sacerdote de la parroquia Niño Jesús de Altamira, en Manta. Fotos: cortesía de Alberto Benavides

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15 de diciembre de 2019 12:45

El padre Alberto, un ‘devoto’ del Delfín

David Paredes

Para Alberto Benavides no hay homilía o misa en que no pida a Dios por el Delfín, por sus jugadores, por los dirigentes y por el cuerpo técnico. El sacerdote de la parroquia Niño Jesús, en el barrio de Altamira de Manta, dice ser el mejor y más ferviente hincha del cuadro cetáceo, que la tarde de este 15 de diciembre del 2019 (15:00) jugará su tercera final, en tres años, ante Liga de Quito. 


Benavides se ordenó sacerdote hace 16 años, pero es hincha cetáceo hace 29 años. Con orgullo y sin reproche afirma haber dejado a un lado su afición por la Liga de Portoviejo, club al que siguió desde que era niño.


“De niño era hincha de la Liga de Portoviejo. Fui al estadio de Los Reales Tamarindos cuando el graderío era todavía de madera. Pero en 1990 me hice del Delfín, por mi amigo J­ohnny Loor Rodríguez, quien fue presidente del Delfín”, dice el sacerdote de 58 años.


Los que lo conocen afirman que es extrovertido en las misas y que cada vez que puede hace una petición especial por el equipo de sus amores. Hace una semana, cuando el club jugaba las semifinales ante Macará en Ambato, reconoció a un hincha entre los feligreses y le pidió que prendiera una velita por tiempo de Adviento (es el periodo en el que los católicos se alistan para recibir al Niño Jesús).


Gracias al Delfín ha podido conocer la mayoría de los estadios del país. Él fue testigo de los ascensos y descensos. También de la época dorada, que tuvo su pico más alto en el 2017, cuando fue finalista del Campeonato Nacional. 


“Mi historia con el Delfín no es reciente. Es desde 1990 y he sido testigo de las alegrías y frustraciones. Acompañé al equipo en la Segunda Categoría, en la Serie B y hasta en la Copa Libertadores. Por eso me gané el apodo del ‘Curita Cetáceo’”, dice Benavides.


Tanto es su amor por el club, que ha prestado servicios sacerdotales en beneficio de la institución. Él fue quien bendijo el complejo Los Geranios. También fue testigo de cuando el expresidente Alberto Rodríguez consagró al club al Divino Niño.


“Tuve la suerte de ser parte de la consagración del equipo al Divino Niño. Eso fue en la presidencia de Alberto Rodríguez. Con la actual dirigencia empezó una relación hace cuatro años. José Delgado fue a la misa y a partir de ahí surgió una amistad con él. Me prometió que me regalaría entradas para todos los partidos que juegue el Delfín en Manta. Hasta ahora ha cumplido”, asegura Benavides.


El ‘Curita Cetáceo’ asegura ser amigo personal de Carlos Garcés, Geovanny Nazareno y de Roberto Ordóñez. Con este último tiene una afinidad especial.


‘La Tuka’ no es católico, pero siempre habla con él de Dios. El miércoles estuvo con el equipo en el estadio Rodrigo Paz Delgado, donde además de alentar por los pupilos del DT Fabián Bustos, los acompañó con oraciones y buena vibra.


“Surgió una amistad con jugadores y la dirigencia. He estado en el camerino orando con los muchachos. También he acompañado al presidente Delgado en las caminatas hasta Montecristi para visitar a la Virgen de Monserrate”, dice el sacerdote, que vive en Manta hace 25 años. El viernes 13 de diciembre del 2019 encabezó una nueva caminata de fe, en la que participaron directivos e hinchas.


Debajo del ornamento sacerdotal utiliza la casaca cetácea. La directiva le regaló una conmemorativa de la final de la Copa Ecuador con el 17 en la espalda, el número que utiliza ‘La Tuka’ Ordóñez desde hace tres años. Hoy estará en las gradas del estadio Jocay apoyando al equipo de sus amores. 




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