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martes 31 de mayo 2016

Cuando ganar te enamora

José Carlos Crespo
@josecarloscresp

Ganar no lo es todo y la forma en que lo haces importa. Punto. Durante años hemos escuchado a sabios y eruditos manifestar que, con tal de conseguir resultados, el resto es secundario. Y es que se logró conseguir el objetivo principal: ser campeón, dicen. Nada más lejos de la realidad.


Campeones hay por montones; el fútbol está lleno de ellos. Merecidos e inmerecidos, justos e injustos. Incluso hasta polémicos. Pero la historia se reserva un lugar para los grandes campeones, los que no resisten discusión. Esos que al observarlos producen la admiración más grande de sus hinchas y la envidia más fuerte de sus rivales. Y hay equipos que, incluso sin ganar, quedan para siempre.

El fútbol es un juego. Y como tal, gana uno y pierden cientos. Es, además, un juego plagado de imponderables, como la acción fortuita que se clava en un ángulo, el error arbitral más condenable de la historia o, simplemente, la tarde inspirada de un súper héroe volador. ¿Alguien llamó a Librado Azcona?

Lo único que se elige, sin importar cualquier factor externo, es el estilo. Yo decido apostar por el balón, o no. Yo prefiero imponer las condiciones, o permito que me las impongan. Está en mí llevar el peso del partido o especular con que el rival lo haga. En el fútbol, como en la vida, se elige sufrir. Y yo elegiría no hacerlo.

De la misma forma que eligieron no hacerlo, en su momento, Rinus Micthels con Holanda, Tele Santana en Brasil, Arrigo Sachi con el Milán o Pep Guardiola en su Barça. Cada uno con mejores o peores resultados, algunos sin títulos, lograron aportar algo distinto a un deporte plagado por el pragmatismo. Marcaron esa época, ese momento. Importa menos que Brasil no haya sido campeón en el 82 y 86, el futbolero sabrá contarles a sus hijos y luego a sus nietos lo que fue ese equipo.

En un segundo plano queda Beckenbauer alzando la Copa del 74; gracias a Cruyff y compañía, sabemos que la 'naranja' va más allá de una fruta.

Ganar o ganar. Yo digo ganar y disfrutar. Disfrutar del camino. Disfrutar de lo bonito que es ronda a ronda, fase a fase, partido a partido, ver cómo tu equipo se convierte en la verdadera referencia absoluta, perdurable a través del tiempo.

Barça y Chelsea fueron campeones con diferencia de un solo año, por ejemplo. Sin embargo, entre los títulos de Guardiola y Di Matteo, hay un mundo de fútbol que los distancia. Ser campeón o un gran campeón, de esos que te enamoran.