Periodista formado en Grupo El Comercio y Bendito Fútbol. Comunicador social de coincidencia. Las casualidades de la vida me llevaron al fútbol y ahora me muevo en el área chica del mundo digital y las crónicas insensatas. Me apasiona hablar de lo que a nadie le gusta.
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viernes 17 de julio 2020

Jordi, el errante

Rodrigo Martínez

Jordi Cruyff actualizará la lista de vendedores de espejos que llegaron a transformar el balompié ecuatoriano. Al neerlandés nunca le interesó el proyecto deportivo de la Tricolor para ir al Mundial de Catar 2022: solo necesitó que la ingenuidad de un grupo de dirigentes ecuatorianos mejorara su hoja de vida antes de ir a su empleo predilecto como director deportivo en un club europeo


Poco se puede decir del entrenador. No dirigió ningún partido. No recompuso el camerino desgastado de la Copa América 2019. Se marchó poco antes del inicio de la cuarentena a España y en lugar de regresar lo antes posible a Ecuador cuando se abrieron los vuelos, él prefirió pasearse por Israel para ver a su novia. Eso habla mucho de sus prioridades.


Con dos días para pensar en su futuro ni siquiera el presidente Francisco Egas –su acérrimo defensor- lo tolera. La Ecuafútbol aguantó seis meses su falta de compromiso, sus pocas respuestas en los viajes a Europa y México para ver a los seleccionados, su marcha a Barcelona sin permiso y su silencio cuando el propio Xavi Hernández lo ubicaba en su lista de predilectos para dirigir al FC Barcelona.


No importaban los USD 5,2 millones de su millonario contrato y el control absoluto de las selecciones. Cruyff llegaba como el heredero del estilo exitoso de su padre Johan a una Tri necesitada. Con los dos fracasos consecutivos, producto del desinterés de Gustavo Quinteros y el derrotismo de Hernán Darío Gómez, se clamaba por un recambio ‘estilo europeo’ que acompañe los éxitos logrados por la Sub 20.


A seis meses de su fastuosa presentación en la Casa de la Selección, no existe el prometido proyecto de eliminatorias de Cruyff y el director deportivo que gestionó su fichaje abandonó el barco poco antes que se estrelle contra el iceberg. Jordi, el DT que ni siquiera debutó, encabezará ahora la lista de vendedores de espejos del fútbol ecuatoriano como en su época lo fueron Rolando Zárate o Pablo Zeballos.


La culpa no es de Jordi. La culpa es de quienes firmaron su contrato impulsados por la desesperación, tras meses de fracasos para traer a un caprichoso Jürgen Klinsmann. La culpa es de quienes lo respaldaron ingenuamente cuando los medios europeos anunciaban su salida. La culpa es de quienes se disputaron un cargo en medio de la pandemia del covid-19 y no resolvieron un conflicto que se agrava día a día en el fútbol ecuatoriano.


Puede ser que Jordi también se alterara. Nadie quiere quedarse en una Selección donde existen disputas internas y seguramente tampoco le agradó ser fustigado por la opinión pública cuando se conoció que ganaba cuatro veces más que el anterior seleccionador.


La pandemia global del coronavirus nos dejará sin DT en la Tricolor para los clasificatorios sudamericanos. Pero también nos dejará una lección: hay demasiado por recomponer en el balompié nacional antes de pensar en la Selección. Quizá la renuncia de los que impulsaron a Cruyff sea el primer gran paso.

Francisco Egas

Francisco Egas (der.) presentó a Jordi Cruyff (izq.) el 13 de enero de 2020. El DT neerlandés no dirigió ni un partido con la Tricolor. Foto: Archivo /BF.