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Los bombos, ¿culpables o inocentes de la violencia?

El Inquisidor

El Inquisidor

En esta semana, El Inquisidor lleva a juicio a los implementos que los hinchas usan en los estadios.

Acusados: Bombos, tambores, cornetas, vuvuzelas, banderas gigantes, banderas talla M,. banderitas, luces de bengala, extintores, papel picado y todo lo que se les ocurra.

Cargo: Se los acusa de generar violencia extrema en los estadios, pues los hinchas los utilizan como trofeos de guerra, exacerbadores de relajo e incitadores del odio al rival.

Agravantes: Algunos afirman que los hinchas esconden armas blancas, marihuana y sustancias psicotrópicas en los bombos, y que esos mismos objetos terminan convertidos en armas cuando llega el momento de defender la honra del equipo o de escapar de la Policía.

Atenuantes: No existe un reporte oficial de algún herido mediante el golpe de bombo. Después de todo, un instrumento solo hace lo que la mano de su portador ordene.

Veredicto: El Inquisidor, tras revisar los hechos, decreta que los acusados son... u00a1Inocentes! ¿A quién se le ocurre que los bombos incitan al mal? ¿Acaso alguien dice: “mami, ya vengo, voy al estadio a matar con mi bombo”? ¿Quién cree que un tambor es culpable de los muertos y heridos que hemos tenido? Culpables son los que deciden delinquir, y punto. Sin embargo, este sagrado tribunal también considera que existe una tendencia internacional para restringir los bombos y demás instrumentos en los estadios. En Chile, por ejemplo, se los prohibió de contado mediante su política de u2018Estadio Segurou2019. En Japón, existen espacios determinados para que las barras entren con bombos y sus portadores siempre son custodiados, además de que a nadie se le ocurre robarle el bombo a la barra rival como trofeo de guerra, porque robar es un delito que es reprimido. En Japón y algunos países de Europa son tan organizados que hay zonas en los estadios para aquellos que deseen ver el partido en calma, sentados, comiendo hot-dog, y otras para verlo de pie los 90 minutos. Hasta que en Ecuador se instauren esas normas, se cree una verdadera política integral en contra de la violencia y se atrape a los verdaderos agresivos, el Inquisidor ordena a los hinchas que se acate lo que diga la autoridad y que, en lugar de llorar e insultar por tuiter a los directivos, comprendan que la vida vale más que un bombo. Si no les gusta, quédense en casa y aprovechen la oferta de Direct TV o de Claro TV, u00a1o pásense al jogging!

Decreto: Yo ordeno medidas cautelares para los bombos y demás instrumentos, que no podrán entrar hasta que en Ecuador seamos más racionales (o sea, si vamos igual, nunca). u00a1Así sea!

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