Segunda Categoría

El Venecia de Babahoyo se entrena en la Unidad Educativa Eugenio Espejo con la mira de ascender a la Serie B. Foto: Mario Faustos /BF.

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24 de octubre de 2019 14:44

La Segunda Categoría se juega con limitaciones

Ronald Ladines

Jean Carlos León suele cambiarse de ropa lo más pronto que puede, cuando finalizan los entrenamientos del Venecia. El mediocampista es agente de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) y, tras cumplir con las prácticas, debe reportarse en su destacamento para desempeñar su trabajo en las calles de Babahoyo, en Los Ríos.


Durante dos horas diarias, guarda su uniforme azul, las botas y su chaleco en una maleta de mano. Es su primer año en el fútbol de la Segunda Categoría y revela que para los partidos recibe el permiso de sus superiores.


Al igual que León, otros futbolistas del equipo cuentan con empleos paralelos para complementar sus ingresos. En la plantilla hay estudiantes, paramédicos, obreros y oficinistas, que ganan entre USD 300 y USD 500 mensuales.


Carlos Ayala, presidente, reconoce la dificultad de encabezar a un club de Segunda Categoría, debido al sistema de campeonato, las limitaciones económicas y la poca infraestructura con la que cuentan.


Con él coincide el entrenador del equipo, Omar Mendieta, quien alterna los entrenamientos de la plantilla en las únicas tres canchas de césped, que tiene la ciudad. Estas son las del estadio Rafael Vera Yépez, el colegio Eugenio Espejo y el complejo La Chorrera.


El DT reclutó a la plantilla en enero, asistiendo a los campeonatos amateurs locales e interbarriales. Mendieta admite que Venecia y otros clubes de la Segunda del país deben iniciar sus procesos desde cero, cada año. Al momento el torneo se encuentra en su fase semifinal, que disputan 16 clubes divididos en cuatro grupos. Solo los primeros de cada llave accederán al cuadrangular final.


Los grupos los conforman dos equipos de Esmeraldas, dos de Pichincha, dos de Imbabura, dos de Guayas, y uno de las provincias de Azuay, Manabí, El Oro, Tungurahua, Cañar, Bolívar y Chimborazo.


Los presupuestos de los planteles van entre USD 80 000 y 200 000
anuales. Entre los 16 equipos suman 640 deportistas habilitados.


Ayala califica de “sospechoso” el triunfo 25-0 de La Paz, de Manabí sobre Carlos Borbor, de Santa Elena, en los zonales provinciales, que desencadenó en una denuncia de supuesto amaño de resultados.


“Otros años se han visto cosas raras, pero ahora el equipo que protagonizó un hecho bochornoso fue suspendido, eso deja un precedente para esta etapa, que es crucial”, dijo el directivo.


Abdalá Bucaram Pulley, presidente de 9 de Octubre, difiere con su par de Venecia. A su criterio, se debió sancionar a los dos clubes implicados. “Si queremos que la Segunda categoría sea un aporte, debe haber reglamentos rigurosos y que estos se cumplan”, dijo.


Considera que el torneo no premia a la regularidad deportiva. Es partidario que la FEF reforme el sistema de campeonato porque es injusto que los equipos de provincias, según él, con más fútbol profesional, tengan que jugar más partidos.


El equipo guayasense cuenta con un cuerpo médico fijo, indumentaria e hidratación permanente en los entrenamientos. Sus principales fichajes son los jugadores Danny Luna y Gualberto Caicedo, que jugaron en la Primera División.


Para Bucaram, las últimas fases siempre generan suspicacias. “Hay que analizar cómo los veedores pasan sus informes, si analizan de forma técnica o pesa más la amistad a la hora de calificar”, dijo. Él prefirió transmitir los juegos de su equipo por la red Twitter.


Respecto a ese tema, el presidente de la Asociación Ecuatoriana de Árbitros de Fútbol (AEDAF), Luis Muentes, refirió que tuvo reuniones con los dirigentes para poner mayor atención en las etapas finales.


Reconoció que durante las etapas previas, sus agremiados no fueron víctimas de agresiones, como en años anteriores. “Pero esta es la fase complicada y nuestro compromiso es hacer un buen trabajo”.


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