El Espoli fue campeón provincial de Pichincha y busca su regreso a la Serie B. Foto: Diego Pallero

El Espoli fue campeón provincial de Pichincha y busca su regreso a la Serie B. Foto: Diego Pallero.

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26 de septiembre de 2018 18:14

547 futbolistas juegan y subsisten en la Segunda Categoría

Redacción El Comercio

Por las mañanas es docente del pensionado Olivo, en Riobamba. Por las tardes, en cambio, cumple el rol de entrenador y preparador físico a la vez. Así es la cotidianidad de Diego Alvarado, el entrenador riobambeño del Deportivo Guano, equipo de la Segunda categoría de Chimborazo.


​Con una plantilla de 28 futbolistas en la que también los integrantes del club alternan las prácticas con otros trabajos, el equipo riobambeño participa en los cuadrangulares nacionales de Segunda para lograr uno de los dos cupos a la Serie B del 2019.


​El equipo de Alvarado tiene conos, pelotas, chalecos… Pero él tiene que multiplicarse. “Trabajo con un utilero y también hay una persona que nos colabora tres días a la semana. Los muchachos reciben un sueldo y contamos con el apoyo de instituciones. Alquilamos un gimnasio y gracias a un convenio tenemos una cancha de entrenamiento”, cuenta el DT.


​En la Segunda, la mayoría de los 547 futbolistas registrados en la Ecuafútbol en los 16 clubes no tiene salarios que superan los USD 500. Reciben la indumentaria deportiva, apoyos económicos y los premios por ganar partidos y clasificarse a la siguiente ronda. 


Por normativa de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), los clubes deben afiliar a sus jugadores al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Además, cada mes deben presentar los roles firmados y las planillas al día.


​Alvarado admite que ascender a pesar de las dificultades organizativas es la mejor vitrina que puede tener un entrenador ecuatoriano. Los proyectos se construyen desde las necesidades y la falta de recursos. Hay clubes que viajan por vía terrestre entre cuatro, seis y ocho horas y llegan directo a los partidos.


​Por ejemplo, el Deportivo Quevedo hizo eso el último domingo. Aunque el viaje fue corto, los equipos no tienen los recursos suficientes para hospedarse en hoteles lujosos. El volante guayaquileño Carlos Moyano, de 29 años, es uno de los integrantes del ‘Súper Depor’. Decidió reforzar el plantel dirigido por el exfutbolista Carlos ‘Soldado’ Castro. Dice que la directiva cumple con los salarios y motiva con los premios económicos.


​Reciben medicinas en caso de golpes. Sin embargo, no hay para viajes en avión, concentraciones con dos o tres días de anticipación o alimentación. Los técnicos tienen que cumplir doble rol como es el caso de Alvarado. Trabajan en lo futbolístico y en lo físico. Hernán Vizcarra, DT de Espoli, es uno de los que logró que recién le contrataran un preparador en esa área. 


En la primera y segunda fase del torneo contó con el apoyo de un profesional de la Policía Nacional, entidad que impulsa el retorno de Espoli al fútbol profesional. Allí también se construye el equipo ajustado a una realidad económica. Entre USD 80 000 y 90 000 es el presupuesto de este año. “Estamos al día en sueldos. Tratamos de ayudar a los muchachos de alguna manera”, manifestó el general Lenin Bolaños, presidente del club. 


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