Una camioneta traslada la utilería del plantel del club Puerto Quito, para una práctica. Foto: AL/BF

Una camioneta traslada la utilería del plantel del club Puerto Quito, para una práctica. Foto: AL/BF

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13 de noviembre de 2017 16:57

Puerto Quito quiere embarcarse en el fútbol profesional ecuatoriano

Mauricio Bayas

En una camioneta vetusta, con un cajón de madera, se movilizan balones, colchonetas, seis guantes de guardametas, un juego de conos y dos botellones grandes de agua. Los 24 futbolistas llegan al estadio de la Liga Cantonal de Puerto Quito, en el noroccidente de Pichincha, en un bus escolar. Otros lo hacen en autos o en tricimotos.


El primero en abrir las puertas metálicas del estadio, ubicado en la entrada al cantón, es el peliteñido Luis Quintero. Tiene 25 años y cumple doble función en el club Puerto Quito, de la Segunda categoría: es golero y delantero.

Quintero y sus compañeros se entrenan con la motivación de estar en el cuadrangular final de ascenso a la Serie B. Puerto Quito, de Pichincha; Orense, de Machala; Chacaritas, de Tungurahua y Rocafuerte, de Guayaquil, son los cuatro candidatos que pelean dos cupos. Puerto Quito empató con Orense en su última presentación el pasado domingo 12 de noviembre del 2017.

El plantel puertoquiteño tiene 20 años en el fútbol barrial, pero es joven en su vida jurídica. Competía en los barriales hasta el 2015 cuando logró el vicecampeonato de la Copa Pichincha y el ascenso. El año pasado entró a la Segunda categoría y ahora pugna por ascender al profesionalismo y llevar fútbol al cantón ubicado a 140 kilómetros de Quito.

Tiene un promedio de edad de 22 años y el proyecto deportivo se construye con apoyo comunitario. Uno de los auspiciantes es SoftWater, la empresa del presidente Wilder Valencia.

“Somos un equipo sin presupuesto, que se sostiene con el apoyo de la gente. Yo pago el Seguro Social de los chicos. Hay una persona (Bolívar Martínez) que nos ayuda con el hospedaje de ocho chicos en un hotel. Les ayudamos para la alimentación”, cuenta el directivo.

A Valencia lo acompaña su hermano Ángel. Este último es el dueño de una tercena y el nexo entre los futbolistas y el presidente. El gerente es el exfutbolista Camilo Meneses.


Los familiares de los directivos colaboran en la venta de entradas y el perifoneo en las programaciones y otras personas ayudan con el transporte. Para compensar la falta de salarios, la directiva y los futbolistas tienen acuerdos. Por ejemplo, el dinero recaudado en las taquillas de locales se divide para el plantel.

En la última fase del Zonal de Ascenso se registraron asistencias de 700 hinchas. La entrada costó USD 5 y el repartible fue de unos USD 3 000. Cada futbolista recibió entre USD 80 y 100.

William Araujo, capitán y el más experimentado, llegó a inicios de año por pedido del DT Héctor ‘Pipa’ González. Araujo, campeón de la Copa Libertadores del 2008 en LDU, recibe un salario que es financiado por un empresario ganadero.

De la misma forma se paga el sueldo del DT. “Estos muchachos tienen hambre de gloria y de hacerse un nombre. Esa ha sido la clave para llegar a estas instancias con las limitaciones que tenemos”, dice el DT González.

El equipo se entrena en canchas en mal estado. Lo hacen en los recintos La Abundancia y Puerto Rico. Dos o tres veces practican en el estadio de la Liga Cantonal. Sin embargo, los futbolistas están acostumbrados.

Diez de los 24 integrantes jugaron en Águilas de Santo Domingo. Con esa base se montó el proyecto. Se sumaron futbolistas de Esmeraldas, Guayaquil, Manabí, entre otras.

Araujo se convirtió en el líder del grupo. Él encabezó la venta de abonos para el cuadrangular final. Se vendieron 500 abonos de USD 10. Además, se pusieron a la venta boletos para rifar un becerro.

También se ofreció repartir el premio que entregará la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) en el caso de ascender. USD 20 000 al campeón y USD 10 000 al vicecampeón.

Cuando el entrenamiento se termina, los futbolistas regresan a sus domicilios en la misma camioneta de utilería.