La unión del equipo ha sido una de las claves de los jugadores del Delfín en el torneo 2017.

La unión del equipo ha sido una de las claves de los jugadores del Delfín en el torneo 2017. Foto: Galo Paguay/ El Comercio

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27 de junio de 2017 09:38

Un presupuesto realista y unidad: la exitosa fórmula del líder Delfín SC

Mauricio Bayas


​Con una funda de rosquillas y un pastel, Carlos Humberto Chinga, conocido como el ‘Capo de Manta’, visita a los integrantes del Delfín. El hincha, como un ritual, llega al complejo Los Geranios (en el sur, por la Ruta del Spondylus), sitio de entrenamientos, para agradecer al plantel por su exitosa campaña.


​Chinga, de 62 años y padre de 24 hijos -según él-, reparte las golosinas al final de las prácticas. Recibe los abrazos de Roberto ‘La Tuca’ Ordóñez, Carlos Garcés…


Esa es una de las tantas cábalas que se construyeron alrededor del ‘cetáceo’ y que matizan la participación más exitosa en la historia del plantel manabita. Francisco Silva, el capitán uruguayo, cuenta entre risas y señala a un costado de la cancha (donde hay tres huecos): “Cada vez que el equipo hizo fútbol salieron búhos a mirar y cantar”. “Aparecieron en enero, cuando empezábamos.


Se convirtieron­ en cábala. Igual adquirimos la costumbre de servirnos encebollado los miércoles”, dice Silva. Las prácticas del plantel, en Los Geranios, comienzan todos los días a las 07:30. Se volvió costumbre madrugar. Marco Conenna, el preparador físico, es el primero en llegar a las instalaciones.


Conenna y el entrenador Guillermo Sanguinetti tienen un cuarto pequeño. Es una especie de oficina. Hay una mesa de madera y sillas donde se hace la planificación. En otro espacio funciona una bodega, donde se guardan los implementos. Para repartir el típico encebollado y celebrar los cumpleaños también se colocaron mesas de madera y sillas, bajo techo.


El camerino tiene césped sintético y duchas. Hay lo necesario. En las últimas semanas, entran volquetas cargadas de arena. Aún se realizan obras en las instalaciones y los futbolistas conviven entre esas molestias.

Los futbolistas degustan de encebollado los miércoles.

Los futbolistas degustan de encebollado los miércoles. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO


Un sector de la cancha está hundido. Está desigual porque es una huella del terremoto del 16 de abril del año pasado. Sanguinetti, el técnico uruguayo de 51 años que ha puesto al ‘cetáceo’ en la cima, admite que el año se inició con problemas, por las canchas.

Recuerda que cuando arrancó el 2017 había un objetivo planteado: clasificarse a la Libertadores en diciembre. El técnico reconoce que cuenta con un grupo extenso, pero está conformado por gente con experiencia y también por jóvenes. ¿Cuándo se convencieron de que podían pelear? Los futbolistas coinciden que ante Emelec, en el ida y vuelta, fue donde la fe y la unión se afianzaron.

Los 14 futbolistas que fueron contratados en enero arreglaron sueldos con un tope de hasta USD 12 000. La directiva manabita estableció premios si el equipo se mantenía en los cuatro primeros lugares. Están al día en los salarios. El presupuesto anual es de USD 2,5 millones. Mauro Rezabala, el gerente, cuenta que la Comisión de Contratación y Sanguinetti revisaron cada estadística de los futbolistas.

Uno de los principales parámetros para determinar el tiempo de los contratos fue su edad. Así, de los 38 inscritos en la Federación Ecuatoriana de Fútbol, 10 son juveniles del equipo, 12 tienen contrato entre dos y cinco años. Además, hay 16 jugadores con contrato hasta diciembre y el club tiene una cláusula para adquirir sus derechos. La ‘Tuca’ Ordóñez, de 32 años, es el más experimentado.

Él tiene contrato hasta diciembre del 2018. “El 80% de la plantilla es parte del patrimonio. No nos equivocamos en la contratación­ del entrenador”, dice José Delgado, presidente del club desde el 2014. Delfín, con 44 puntos, está a un paso de ganar la etapa.