Christian Mora, exgolero de la Selección y clubes como LDU, Macará, entre otros, ahora tiene una academia en Chimbo, provincia de Bolívar. Foto: Archivo

Christian Mora, exgolero de la Selección y clubes como LDU, Macará, entre otros, ahora tiene una academia en Chimbo, provincia de Bolívar. Foto: Archivo BF

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3 de septiembre de 2019 08:43

Christian Mora, exgolero de la Tricolor, enseña fútbol a niños en Bolívar

David Paredes

La vida de Christian Mora dio un giro drástico después de volver de China, país donde jugó hasta el 2017. Fuertes dolores de cabeza, visión borrosa y cambios de comportamiento alertaron a sus familiares y amigos más cercanos. Algo pasaba con el golero que defendió a clubes como Liga de Quito, El Nacional y Macará. 


Los médicos le detectaron un tumor en el cerebelo que debía ser extraído con urgencia. Los riesgos de la intervención quirúrgica eran altos. Mora podía quedar en estado vegetativo, perder la movilidad de sus extremidades o morir.


“Fue una etapa dura de nuestras vidas. Todo sucedió de la noche a la mañana. Era la única que sabía, que cualquier cosa podía pasar. Preferimos no decirle nada para que no se preo­cupara”, dijo su esposa, Yessenia Pazmiño. El exgolero de la Tricolor (2006) tenía escasas probabilidades de resistir, pero lo hizo. Al día siguiente de salir del quirófano, despertó.


“La recuperación fue larga. Ahora se le olvidan algunas cosas, pero según los médicos es normal después de haber sufrido una operación en el cerebelo”, dice la esposa.


La operación obligó a que Mora dejara definitivamente las canchas. Eso lo deprimió, tenía planes de jugar en Cumbayá FC, de Segunda Categoría. Quedaron secuelas.“Pero los médicos dijeron que ese era el menor de los males en comparación a cómo pudo terminar”, dice Yessenia.


‘El Conde’, como conocen a Mora, era reacio a retomar su vida deportiva. Se encerró en su finca, cerca de Guaranda, donde hacía labores de hogar. Su esposa fue quien lo convenció de que siguiera ligado al fútbol de alguna forma.


Así, desde hace dos meses, el exjugador de los albos abrió una academia de fútbol, la primera que funciona en Chimbo, provincia de Bolívar. “Yo no quería poner la escuela. Fue mi esposa la que insistió en abrirla. Me daba recelo meterme en otro ámbito que no era el mío. Ahora lo disfruto”, dijo Mora.


En su academia tiene 50 alumnos y trabaja junto a tres entrenadores más, especializados en formación. Su objetivo es educar futbolistas para luego ubicarlos en los clubes de Serie A. Pero también tiene un tinte social. Buscan que a través del fútbol los niños y jóvenes de Chimbo se alejen de las drogas, el alcohol y el sedentarismo. “La idea es que los chicos estén ocupados en actividades sanas. El objetivo es que salgan de la academia directo al fútbol profesional”, dice Mora.


Su escuela no se especializará en una sola posición. Quiere que sea integral, para que todos los alumnos aprendan conceptos básicos. Eso sí, los goleros trabajarán con el ‘Conde’, quien desde el primer día les ha hablado de sus proezas, del Mundial de Alemania 2006, de sus dos títulos con Liga de Quito (2005 y 2007) y su paso por Macará, El Nacional, Deportivo Cuenca y en el South China AA.


“Tenemos chicos con condiciones. Les he hablado sobre mi carrera y de lo fácil que es cumplir el sueño de ser profesionales, siempre y cuando se trabaje duro y bien”, agrega el ‘Conde’ Mora.


Con ayuda de empresas privadas, logró instalar su academia en uno de los estadios de la ciudad. Ahí cuenta con todos los implementos de entrenamiento. Los uniformes son confeccionados por una de las marcas que tienen presencia en la Serie A.


También hace visitas a clubes de Primera. El viernes estuvo en el complejo de Liga Deportiva Universitaria para que sus pupilos vieran cómo se entrenan los profesionales. Ahí conocieron las instalaciones y el exgolero de 40 años compartió con Adrián Gabbarini, Érick Viveros y Gabriel Nazareno. También se reencontró con sus excompañeros en la ‘U’, Humberto Pretti y Franklin Salas.


Abrir la academia lo mantiene activo y le ayuda a seguir recuperándose. En las mañanas, Mora realiza actividades de casa. Pasa la mayor parte del tiempo con los animales que tiene en su hacienda. En las tardes se vuelve a poner los guantes y los pupos para las clases. Según su esposa, el apoyo en Bolívar ha sido bueno. “La provincia no tenía una escuela formativa y los que nos conocen nos pedían que la pusiéramos”, dijo Pazmiño.





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