Macará mejoró su gestión para dejar atrás la crisis financiera

Macará disfruta los resultados de haber realizado un proceso de reestructuración administrativa y futbolística hace seis años, y ahora es el líder de la LigaPro. 

En ese entonces, Macará tocó fondo con la pérdida de la categoría en el 2013. En esa temporada, los jugadores ‘celestes’ no cobraban más de cuatro meses de sus sueldos, ni primas ni premios. Las deudas y los intereses aumentaban con proveedores e instituciones, como el Servicio de Rentas Internas, el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y otros. El déficit del club alcanzó los USD 3,5 millones (hoy se continúa pagando la deuda a un banco).

Héctor Salazar, gerente deportivo del club, contó que una de las decisiones de la dirigencia, encabezada por su tío Miller, fue acordar pagos de uno a siete años con los futbolistas y los acreedores. El predio del complejo La Providencia sirvió de garantía para pactar un pago de purga de mora con el IESS.

A la par, comenzó un programa de reclutamiento de juveniles para las divisiones inferiores y el primer plantel. Entre ellos se encontraban Arturo Mina, Janner Corozo, John Cifuentes y Michael Estrada.

Los derechos deportivos de estos futbolistas y otros fueron vendidos a clubes nacionales y extranjeros. Los recursos que ingresaron por estas negociaciones permitieron estabilizar las finanzas y ser competitivos en la Serie B, del 2014 al 2016.

Después, los directivos apostaron con el entrenador Paúl Vélez para implementar un proceso futbolístico y continuar con el reclutamiento de jóvenes promesas. A esto se sumó un estricto control disciplinario a los deportistas.

Los éxitos del DT cuencano con Liga de Loja, Deportivo Cuenca y Técnico Universitario respaldaron su contratación. Con los equipos del Austro jugó torneos internacionales y con el ‘Rodillo Rojo’ logró el ascenso, con fechas de anticipación, en el 2011, algo que repitió con Macará.

Vélez alcanzó el ansiado retorno a la Serie A, en el 2017, con siete fechas de ventaja. Entre las figuras que aparecieron están Carlos Feraud, Moisés Corozo, Ronald Champang, Armando Gómez, Leonel Quiñónez y Galo Corozo.

“La formación no solo es futbolística sino del cuidado de su cuerpo, de su vida privada y de valores. Tenemos un trabajo personalizado que nos da éxitos”, aseguró el asistente técnico, Juan Carlos Ávila. El club diseñó un organigrama para captar recursos que puedan sostener los presupuestos. La venta de jugadores, de indumentaria y abonos, las carreras atléticas, ‘sponsors’ y la asistencia de los aficionados al estadio Bellavista permiten al club cubrir sus gastos, que este año llegarán a los USD 4,5 millones.

Al mes se necesitan más de USD 180 000 para cancelar salarios de la plantilla, ocupación de instalaciones de concentración, deudas y otros rubros. Se destinan fondos para la construcción y equipamiento de la residencia deportiva, proyecto que nació con el auspicio económico de USD 120 000 de la Conmebol.

El abogado Orlando Salazar está a cargo del programa de desarrollo deportivo que busca entregar la edificación de tres pisos en octubre. En el momento se encuentran equipando las 16 habitaciones, tres oficinas, el auditorio y la sala de reuniones. La edificación está valorada en USD 800 000. El síndico del club contó que la siguiente etapa será construir graderíos, oficinas para áreas médicas, gimnasio y una casa hogar con canchas de tenis, squash y otras. El proyecto se realizará hasta el 2022, con un valor de USD 2 millones.

“Todo se hace con autogestión y donaciones de los hinchas. Hemos logrado estructurar una institución en crecimiento, después de varios años de ser considerado equipo ‘ascensor”, indicó Orlando.

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