Felipe Rodríguez

Felipe Rodríguez (der.) y Rubén Olivera (7) se estrenaron con la camiseta del Rey de Copas. Foto: Juan Ruiz /API

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26 de enero de 2017 22:41

Cinco lecciones que deja la Noche Blanca 2017. ¿Es para ilusionarse?

Alejandro Ribadeneira

La Noche Blanca, como toda presentación de temporada, debe tomarse como lo que es: un cotejo de exhibición, de festejo, de protocolo con un rival que no viene a perturbar las esperanzas del anfitrión. Ni ganar ni perder en estos partidos marcará el derrotero del equipo para siempre.


En el 2008, Liga cayó en la Noche Blanca por 1-0 ante Atlético Nacional y ese mismo año se obtuvo la Libertadores. Y hay varios ejemplos de triunfos en la Noche Blanca pero con años muy malos.


Aclarado esto, es verdad que el triunfo de 4-3 sobre Deportivo Cali deja algunas sensaciones que el tiempo se encargará de ratificar.

1. Cevallos sigue siendo clave
El volante demostró que sigue en estupendo nivel, que posee remate y visión, y que su contribución en el equipo puede llegar a ser determinante para el triunfo. Sus dos goles son un buen abrebocas para un año que debería llevarlo a la titularidad indiscutible, la consagración y, por supuesto, a la banca de la Tricolor.


2. Esa defensa alterna está dura
El penalti fue por una falta en que Leonel Nazareno llegó a destiempo, aunque recibir tres goles en un lapso muy corto se debió a que la zaga de ese segundo tiempo (John Narváez, Luis Cangá, Édison Carcelén, Alejandro Villalba) está lejos de exhibir los movimientos mecanizados que solo se obtienen con la práctica, los cotejos y el trabajo. Está claro que los titulares serán José Quinteros, Horacio Salaberry, Norberto Araujo y Édison Vega, aunque tampoco lucieron impecables del todo en el primer tiempo.


3. La presión en cancha rival
El entrenador Gustavo Munúa mostró lo que desea lograr: un equipo que presione desde arriba, que recupere la pelota lo más rápido posible y que imprima velocidad al ataque. Al parecer el estado físico no es el ideal para un sistema de enorme despliegue, pero tampoco se aprecia una descompensación muy grande.


4. ¡Cuatro goles!
Quizás sea un espejismo, pero anotar cuatro veces es algo que los hinchas de LDU no han visto en meses. Más bien, en el 2016 fue al revés. Claro que mejor estuvo la reacción para darla vuelta al marcador, una voluntad que tampoco se veía hace mucho. Sí, queda la impresión de que el Cali se confió, pero lo importante es que el equipo alterno se lanzó al ataque y encontró maneras de anotar. Eso ya es bastante. Punto aparte merece Rubén Olivera, con buenos movimientos y un gol, ni mucho ni poco.


5. No se llenó la Casa Blanca
Los hinchas no abarrotaron el estadio. LDU, a pesar de los anuncios de reducción de presupuesto, necesita gente en las gradas. Esto no solo por el dinero sino por el aliento que un equipo que aspira a pelear por el título debe recibir de los simpatizantes. En todo caso, tampoco estuvo mal la asistencia tomando en cuenta el frío de la capital y el día (exámenes de fin de quinquimestre, cerca de fin de mes…). Se verá si la gente regresa al estadio en esta temporada. Ya hay un aliciente.