Alfonso Obregón: 'Nunca me imaginé que ganaríamos una final con siete goles de diferencia'

El exfutbolista de Liga de Quito Alfonso Obregón confesó que no imaginaba una victoria tan contundente del equipo 'albo' en la final del campeonato 1998 ante Emelec. El 27 de diciembre de aquel año, la 'U' venció al 'Bombillo' con un marcador de 7-0, logrando su quinto título nacional.

“Nunca me imaginé ganar una final por siete goles de diferencia. Fue un orgullo ser parte de ese equipo que logró el campeonato de una forma tan contundente. Nos salió todo bien, recuerdo que invité a toda mi familia para festejar”, mencionó el manabita, en declaraciones para Radio La Red de Quito.
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El exseleccionado nacional aseguró que, antes del partido, el equipo universitario tenía la confianza de que conseguirían el título, debido al gran plantel que armaron, dirigidos por el estratega brasileño Paulo Massa.

Tras la derrota por 1-0 en el encuentro de ida, disputado el 23 de diciembre en el Estadio George Capwell, Liga se impuso 7-0 con goles de Ulises de la Cruz (3), Eduardo 'El Tanque' Hurtado (2), un tanto del colombiano Álex Escobar y el gol en propia puerta del defensa Augusto Poroso.

Sin embargo, el exfutbolista afirmó que fue difícil agradar al hincha 'albo'. “Era difícil meterse en el bolsillo al hincha. Siempre le gustó el toque fino y el juego bonito. Con trabajo lo logramos y ahora tengo los mejores recuerdos”.

Obregón reconoció que existió un interés de Barcelona SC y El Nacional por ficharlo, cuando era jugador del Espoli, antes de llegar a Liga de Quito. “Tuve propuestas de Barcelona, El Nacional y Liga. Apunté a jugar en el que se convirtió el equipo de mis amores. Esteban Paz siempre quiso que llegue al club y compró mi pase”.

Para finalizar, el campeón de la Copa Libertadores en 2008, explicó que la etapa con el DT Manuel Pellegrini fue una de las más difíciles, por la presión del estratega chileno, quien dirigió al 'Rey de Copas' en 1999 y consiguió el bicampeonato para el club.

"Nos decía que había muchos caciques y pocos peones. Teníamos que meterle duro en cada entrenamiento porque teníamos un grupo con tremendos jugadores. Son recuerdos imborrables. Lo único malo eran los festejos en la pileta. Sentía que me ahogaba con toda la gente”, contó Obregón, entre risas.

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