Neymar no ha podido brillar en su plenitud. Ha sido un partido complicado para ambas selecciones en el estadio Olímpico Atahualpa. Foto: API

Neymar no ha podido brillar en su plenitud. Ha sido un partido complicado para ambas selecciones en el estadio Olímpico Atahualpa. Foto: API

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1 de septiembre de 2016 18:15

Brasil se paseó en el Atahualpa y dejó varias dudas abiertas en Ecuador

Santiago Guerrero

La selección brasileña llegó a Quito sin misterios, se pasó en la altura del estadio olímpico Atahualpa y se llevó los tres puntos gracias a una goleada 3-0 ante la Tricolor.


Los dirigidos por Tite sufrieron solamente en los primeros 15 minutos. De ahí en adelante se fueron acomodando y terminaron aplastando a la selección ecuatoriana que dejó ver varias falencias en distintos sectores del campo de juego.


Gabriel Jesús, Walter Ayoví en contra y Neymar de penal, definieron el triunfo en favor de Brasil, que con esta victoria asciende temporalmente al cuarto lugar de la tabla de posiciones; mientras que Ecuador cayó al tercer lugar.


¿Qué pasó? Ecuador demostró varias dificultades. Por ejemplo, Enner Valencia no se sintió cómodo por la banda derecha, tanto que Gustavo Quinteros tuvo que sacar a Felipe Caicedo y poner a Renato Ibarra por la derecha, para que Enner pase a ser centro delantero.


Carlos Gruezo no fue un buen acompañante de Cristhian Noboa. Ambos no se entendieron y eso se reflejó en el rendimiento del equipo.


Juan Carlos Paredes sintió la falta de ritmo que vive con el Watford de Inglaterra. El lateral derecho llegó tarde a varias pelotas y cometió dos faltas fuertes que le costaron tarjetas amarillas y luego salió expulsado. Por lo tanto, no podrá estar ante Perú en el estadio Nacional de Lima.


La altura no sirvió para nada. Ecuador no hizo correr la pelota, no aprovechó la velocidad de algunos jugadores y terminó pagando la solvencia de un equipo brasileño que empieza a retomar el rumbo en las Eliminatorias.


Los dirigidos por Tite nos dejaron varias lecciones, desde lo logístico, el manejo con los medios y por supuesto, la calidad en el campo de juego, donde no hubo discusión alguna.