Agustín Delgado dice que todavía extraña los partidos de fútbol. Foto: Pavel Calahorrano / Bendito Fútbol

Agustín Delgado dice que todavía extraña los partidos de fútbol. Foto: Pavel Calahorrano / Bendito Fútbol

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21 de junio de 2016 11:58

Agustín Delgado: 'Ecuador cambió y no ha salido un 9'

Mauricio Bayas

Agustín Delgado nació en Ambuquí (Imbabura), en 1974. Es asambleísta por su provincia. Tiene dos hijas: Nataly, de 19 años, y Agustina, de año y medio. Jugó en 14 clubes en Ecuador, Colombia, México e Inglaterra. Estuvo con la tricolor en los mundiales de Corea y Japón 2002 y de Alemania 2006.


¿Dónde miró los partidos de la Selección?


Acomodado, en la casa. Descansando, tranquilo, porque uno sabe lo que es estar ahí. Lo viví tanto tiempo. Veo el fútbol acompañado de mis hijas, de mi esposa. A veces me desespero mucho porque hay cosas que les tendrían que enseñar a los delanteros. 


¿Cómo cuales?

Algunos movimientos importantes, a sacar las manos, a correr... Eso hay que enseñarles. Pero, lógicamente, a los que sabemos eso nos tienen afuera y los jugadores maduran más tarde.


¿No hay delanteros-cabeceadores con su estilo?

Ahora Ecuador juega de forma distinta. Los delanteros son punta de lanza y rápidos. El Ecuador cambió porque no ha salido un nueve. Incluso, la ‘Yoya’ Ayoví (Jaime) le gusta salir a recibir la pelota fuera del área. Hay muchas variantes con Antonio y Énner Valencia, Jefferson Montero... Me gusta como juega la Selección.


¿Si usted jugaría con Valencia y Montero tendría muchos centros?

Seguramente que sí. En su momento tuve a Ulises de la Cruz. Pero hacía otro tipo de movimientos en el área. Había que moverse en el área.


¿Qué ha cambiado de la Selección que clasificó al primer Mundial?
Creo que es necesario recordar que el equipo que teníamos transmitía seguridad en todo sentido. Sabía controlar los partidos y cuando ganábamos, sabíamos controlar el resultado. Eso daba seguridad al hincha y siempre nos reconocieron por eso. Ahora creo que a Ecuador le falta un poco de calma. Incluso, cuando estamos ganando el equipo ataca y ataca y es necesario bajar la velocidad.


¿Eso es parte del cambio de mentalidad?

Por supuesto. Nosotros lo hicimos y eso es algo que se ha logrado. He sido de una generación que cambiamos la mentalidad. Los niños saben que ganamos a Argentina, a Chile... Un cambio de mentalidad en base a lo que logramos con compromiso. Al inicio nos tocó pasar duro, pero ya está posicionado que ganamos. Ese es el verdadero ‘Sí se puede’.


¿Qué extraña del fútbol profesional?

La actividad en sí. Uno se acostumbra a tener esa responsabilidad de tener esa adrenalina, de ganar un partido. Se acostumbra a esa presión. A uno le encanta el juego. El entrenamiento y esos procesos son complicados.


¿Todavía juega?

De repente me meto a la cancha. No aguanto las ganas. Una vez al mes. Entro y tengo que hacer enseguida el tratamiento. Me duele cuando juego. Por eso suspendí las actividades. A veces siento nostalgia de ver los partidos y no estar en las canchas. Es complicado porque ahora usan canchas sintéticas.


¿Superó la lesión?

No. Lamentablemente, las lesiones de columna son bastante severas y hay que seguir con el tratamiento diario como que siguiera en actividad. Hago natación, trote, estiramiento, rehabilitación, ultrasonido, láser... 


¿Revisa videos de sus goles en los mundiales y en eliminatorias?

Mi hija es la que lo hace. Me pregunta cómo fue, si sentía nervios. Le cuento cómo era la preparación, cómo uno tiene que llegar al 100%. Desde el descanso, el entrenamiento, la alimentación. Uno tiene que hacer ese proceso incluso en la vida. 


¿Y al ver los videos 
recuerda cuántas veces lloró por fútbol?

He llorado muchas veces. Me dolieron los partidos que perdimos con Italia y México y quedamos fuera del Mundial. Esas cosas son bastantes fuertes. La gente está esperando los éxitos para festejar. Para uno lograr el éxito debe haber llanto, pero con trabajo se levanta y hay que seguir y no quedarse.


Y habla con su hija de la caricatura de Bonil (fue burlado por su lectura).

Mis hijas no se sienten discriminadas. Hay desventaja porque en el Chota, el colegio se cae a pedazos. No hay malecón para las vendedoras. Ese tipo de cosas bajan la moral. El racismo no es que le digan negro. El racismo es que no hagan las cosas.


Y si le encuentra a Bonil en una cancha...

Si le hago caso a Bonil quedo jodido.


Usted tiene dos hijas, ¿faltó un hijo goleador?

Soy feliz con mis hijas. ¡Ya vendrán los nietos!