El equipo feminino Manicoré viajó 12 horas para jugar su partido, pero fue suspendido

El equipo feminino Manicoré viajó 12 horas para jugar su partido, pero fue suspendido

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13 de octubre de 2018 15:46

Equipo femenino viajó 12 horas por bus, barco y balsa y al final no jugó

Agencia DPA

Luego de un viaje de 12 horas, que incluyó trayectos en barco, balsa y un bus por el medio del Amazonas, un equipo brasileño de fútbol femenino llegó hasta el estadio y se encontró allí con la peor de las noticias: el partido que debían jugar había sido suspendido.


El episodio sucedió el último viernes 13 de octubre del 2018 en la ciudad de Manaos, región amazónica del país, y fue divulgado este sábado 14 por el portal deportivo GloboEsporte'.

Las jugadoras del Manicoré, del pueblo homónimo, no pudieron enfrentarse al Atlético Amazonense, ya que este equipo decidió no presentarse.

Manicoré es un municipio en el que viven 54 000 personas, en el Amazonas brasileño. De allí, las 23 jugadoras del equipo salieron el jueves por la mañana: el viaje empezó con dos horas de barco hasta llegar al municipio de Democracia, que tiene acceso a la ruta Transamazónica.

Por la ruta, fueron nueve horas de viaje y, debido a las condiciones del camino, el bus se quedó y hubo que empujarlo. Al final, tras llegar a la ciudad de Careiro, el plantel se tomó una balsa y en 40 minutos arribó a Manaos, principal ciudad de la región, en donde se jugaría el partido por el Campeonato Femenino del estado de Amazonas.

Sin embargo, tras la travesía, las integrantes del Manicoré se enteraron de que su rival no se presentaría al juego. A pesar de ello, las jugadoras se mostraron felices de haber conocido el Arena da Amazonia, estadio en el que se disputaron varios partidos en el Mundial masculino del 2014.

"Por lo menos vinimos hasta aquí, conocimos el estadio y hasta nos sacamos fotos con otras jugadoras (del Iranduba y el 3B, equipos importantes del fútbol femenino en la región)", contó a GloboEsporte Josicleia Alves, una de las futbolistas del Manicoré.

"Jugamos al fútbol porque nos gusta: no hay de dónde conseguir dinero. Sería un sueño vivir de esto, pero nuestra realidad es otra. Por el contrario, gastamos para estar aquí y poder vivir este sueño", concluyó, antes de emprender el viaje de vuelta.