Miguel Ángel Ramírez, durante la conferencia de prensa, previo al partido ante Corinthians, en Quito

Miguel Ángel Ramírez, durante la conferencia de prensa, previo al partido ante Corinthians, en Quito

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25 de septiembre de 2019 08:00

Miguel Ángel Ramírez se abre un paso exitoso en naciente carrera como DT

Pablo Campos

Dice que el fútbol le ha quitado el cabello. Lo afirma mientras se toca la brillosa calva y sonríe con gusto. Miguel Ángel Ramírez tiene 35 años, dos menos que Christian Pellerano y uno menos que Efrén ‘Cachorro’ Mera, dos de sus pupilos en Independiente.


Pero, pese a su juventud ha consolidado una carrera en el extranjero de la que se enorgullece. El entrenador español dirigió las juveniles de Unión Las Palmas de su país y luego empacó sus maletas para asumir aventuras en destinos futbolísticos poco convencionales: dirigió en Grecia y luego viajó a Catar para enrolarse en la Academia Aspire, un millonario centro de formación de nuevos deportistas de dicha península.

Estuvo seis años en suelo catarí e incluso formó parte de los cuerpos técnicos de las selecciones juveniles. Pretendía quedarse hasta el Mundial del 2022, pero llegó una nueva aventura emocionante: dirigir en Sudamérica.

Así, en el 2018, Ramírez llegó a Independiente para liderar los procesos de las divisiones juveniles. Vino por pedido de Roberto Olabe, quien fue director de Aspire en Catar y que había desembarcado también en el equipo ecuatoriano en enero. Olabe solo estuvo tres meses en el cuadro de Sangolquí, pero Ramírez se quedó en el país para apuntalar un proceso con los jóvenes.

En mayo, un torbellino pasó por el complejo de Independiente: el entrenador del primer equipo, Ismael Rescalvo, renunció para enrolarse a Emelec. El ambiente en el equipo era convulso y en medio de la crisis, los dirigentes vieron en Ramírez a un candidato idóneo: conocía la filosofía del club, era metódico y tenía buena llegada con los jugadores.

Entonces, el entrenador asumió las riendas del equipo que ya estaba clasificado a los octavos de final de la Copa Sudamericana y peleaba los primeros puestos en el torneo local. La transición no fue brusca, según los mismos futbolistas. “Se mantuvo una idea de juego, porque en Independiente hay una identidad, unos movimientos que siempre se hacen”, sostiene ‘Cachorro’ Mera.

Ramírez habla poco, escapa de los focos mediáticos. Limita sus apariciones públicas exclusivamente a las ruedas de prensa que ofrece semanalmente en el complejo de Independiente. Sus pupilos lo consideran un padre sustituto, un docente que siempre camina con su portátil en la mano, siempre presto a graficar movimientos y jugadas y a hacer correcciones amparadas en los videos.

“Ahora somos semifinalistas de la Copa. Tenemos la ilusión de jugar la final, pero, para ello, debemos quitarnos ese peso que representa los dos goles que marcamos en el compromiso de ida. Pero, nadie nos quita ilusión”, dice el DT viajero, que ostenta en su currículo un Doctorado en Ciencias del Deporte.