Filippe Luis, lateral del Flamengo junto a Alejandro Cabeza de Independiente del Valle en la final de la ida de la Recopa Sudamericana. Foto: Patricio Terán/ BF

Filippe Luis, lateral del Flamengo junto a Alejandro Cabeza de Independiente del Valle en la final de la ida de la Recopa Sudamericana. Foto: Patricio Terán/ BF

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26 de febrero de 2020 10:49

Alejandro Cabeza no celebra su cumpleaños, sí sus goles y títulos

Redacción El Comercio

Final de la Copa Suda­mericana. Corría el sexto minuto de adición cuando, en la jabonosa cancha de la Nueva Olla de Asunción, Washington Corozo recuperó un balón en el centro de la cancha. De inmediato lo cedió a Alejandro Cabeza, el goleador de Independiente, que se quedó solo frente a Leonardo Burián, el guardameta uruguayo del Colón de Santa Fe.


Los rayados ganaban 2-1, pero sus rivales habían descontado en el 89’ y, con el apoyo de 40 000 hinchas creían que era posible igualar el marcador.


Pero Cabeza quedó solo frente a Burián. Tenía dos opciones: gambetear por la izquierda al portero y definir o ceder el esférico a Christian Dájome, que venía con velocidad por la derecha.


En fracciones de segundo decidió y entregó el esférico a su compañero para que rematara y escribiera el 3-1 final.


Cabeza recuerda ese momento con particular emoción: “Estábamos entrando a la historia. No importaba si marcaba yo o mi compañero, lo importante era lograr la Copa”, detalla en voz bajita.


Aquel título, logrado el pasado 9 de noviembre, le abrió a Independiente el acceso a la élite continental. Le permitió clasificarse a la fase de grupos de la Libertadores de este año y disputar, desde el pasado miércoles la Recopa Sudamericana, en juegos de ida y vuelta con el Flamengo de Brasil.


En el estadio Atahualpa de Quito el marcador terminó 2-2, tras un emotivo desenlace. La gran final se jugará la noche de este miércoles 26 de febrero del 2020, a las 19:30, en el estadio Maracaná de Río de Janeiro.​


La noche de Asunción consagró a Independiente, pero también consagró al ariete esmeraldeño de 22 años, que tiene hitos individuales importantes: terminó como segundo goleador del certamen con cuatro tantos, uno menos que Silvio Romero del Independiente argentino.


Además, con el pase gol que dio a Dájome, él y su compañero argentino Cristian Pellerano fueron los mejores asistidores de la Copa, con cuatro pases cada uno.


“Para mí es un orgullo haber sido el máximo anotador del equipo y además el jugador con más asistencias. ¡Y mucho más si comparto esta designación con Pellerano”, dice orgulloso.


‘Pelle’, que estaba a su lado cuando declaraba, lo mira sonriente. El argentino es un consejero de los jugadores jóvenes del campeón de la Sudamericana. Marca los tiempos dentro de la cancha y en los lugares de concentración. Cabeza se siente halagado de jugar con Pellerano y él devuelve la gentileza: “Es un futbolista de gran talento y nos ayuda mucho jugando como delantero o cuando corre por los costados”, declara el mediocampista.


El DT Miguel Ángel Ramírez añade otras características: “Es un futbolista que entiende el juego, acarrea marcas y es solidario al retroceder, cuando el equipo pierde el esférico”.


En la final de ida de la Recopa, el futbolista ingresó a los 60 minutos, en reemplazo de Fernando Guerrero. No se movió como un ariete, sino más cercano a la línea lateral.


El delantero llegó hace 10 años al complejo deportivo de Chillo Jijón. El 11 de marzo cumplirá 23 años, pero el cumpleaños no es un acontecimiento importante.


Desde pequeño, en Quinindé, sus padres le enseñaron a no celebrar esa fecha y a vivir una vida con perfil bajo. Sus progenitores son Testigos de Jehová, una religión en la que no se celebran los cumpleaños. Él aceptó la creencia y hoy, cuando llega la fecha, no planea festejos. Recibe felicitaciones y llamadas, pero no más.


Su principal motivación es su hija Dioselina, de 2 años. En el camerino del equipo destacan su perfil de padre amoroso y abnegado, y un amigo con quien se puede contar.


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