Leandro Vega (centro) luego del partido de Emelec frente al Aucas

Leandro Vega (centro) luego del partido de Emelec frente al Aucas. Foto: API

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13 de noviembre de 2018 10:38

Leandro Vega se apoyó en el fútbol para superar los problemas económicos

Ronald Ladines

Cuando Leandro Vega llegó a la adolescencia, sus padres lo pusieron a elegir entre el trabajo o el fútbol; se decidió por la pelota. La infancia del zaguero de Emelec fue difícil, debido a las carencias económicas de su familia. 


​La niñez del zaguero de Emelec fue difícil, debido a las carencias económicas de su familia. Recuerda que su padre trabajaba como albañil en Buenos Aires, para costear los gastos de la familia y pagar los estudios de él y sus dos hermanos. Vega se aferró al fútbol para mejorar la situación económica de su hogar.


Creció en el barrio Santa Brígida, en Buenos Aires. Sus padres los cuidaban para que se enfocara en el deporte y dejara de lado las juntas de la calle. “Siempre me apoyaron en cada decisión, gracias a ellos llegué a ser profesional”, dijo.


Es el menor de tres hermanos, por eso sus padres lo sobreprotegían. Su papá, Julio, y su mamá, Norma, le pedían que regresara temprano a la casa y que permaneciera cerca de esta para poder verlo desde las ventanas.


Vega jugó durante siete meses en la cantera de Boca Juniors, pero no se adaptó, luego pasó a la escuela de Argentinos Juniors y a los 11 años llegó a las formativas de River Plate, donde se acomodó rápido y escaló en las categorías menores.


En el 2015 debutó en primera división, con el conjunto de la ‘Banda Roja’ y hasta ese año su padre trabajó como albañil. Cuenta que tras ser promovido conversó con su papá para que dejara el oficio y lo acompañara.


Desde entonces, el jugador viaja con su padre para concretar el vínculo con los equipos que buscan ficharlo. Así llegó a Rosario cuando firmó con Newells Old Boys, y a Guayaquil en junio pasado, cuando el deportista se vinculó a Emelec.


Tras acompañar a su hijo regresó a Argentina, Vega vive solo en una urbanización del norte de Guayaquil. Ya se adaptó al clima porteño, a la comida y al estilo de juego del cuadro eléctrico. Es titular desde que llegó y suma un gol en 17 partidos.


Con los eléctricos cumple su primera experiencia internacional, y pese a eso fue el extranjero –que llegó en junio- que más rápido se adaptó a los requerimientos del entrenador argentino Mariano Soso.


Comparte su tiempo con Joel López y Nicolás Queiroz, los otros dos refuerzos foráneos que se sumaron al inicio de la segunda etapa. Crearon una buena relación de amistad y generalmente son compañeros de habitación durante las concentraciones.


“Estoy en una gran institución, me siento bien desde que llegué. Hay grandes jugadores y eso siempre es bueno para aprender”, dijo el argentino de 22 años, que en lo que va del semestre hizo dupla con Marlon Mejía, Fernando Pinillo y Jorge Guagua.


Vega siempre va fuerte a la marca, sus 1,80 metros de estatura y sus 75 kilos de peso le ayudan a ganar el balón por corpulencia. En ocasiones entra con vehemencia, por lo que acumula cuatro tarjetas amarillas.
Está a una amonestación de ser suspendido por primera vez, desde que llegó a Ecuador. Sin embargo, le solicitó al DT Soso que lo considere para todos los juegos que resten, hasta el final de la etapa.


El zaguero considera que su equipo puede terminar el semestre en el primer lugar y clasificarse a la final. Los eléctricos suman 33 puntos y son punteros en la tabla, a falta de cuatro fechas para el final del campeonato. 


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