A la selección se viene por amor a tu país
Mientras el sueño de la gran mayoría de ecuatorianos es representar a su país, y mucho más en el deporte más popular como es el fútbol, hay jugadores que le dan la espalda a su combinado.
Uno de los futbolistas es Cristian Ramírez, que milita en Rusia y que en los últimos días manifestó: “No pretendo regresar a la Selección, ni ahora ni después, es un tema personal; de momento estoy muy tranquilo con la decisión que he tomado".
Sin pecar de un falso patriotismo, este caso es la muestra del desinterés total a sentir el orgullo de pocos de formar parte de la Selección. Una de las cosas que llama poderosamente la atención es que el deportista mencionado no ha alcanzado la gloria en su carrera profesional y la selección hubiera sido una gran oportunidad de avanzar.
Lejos quedaron los ejemplos de amor por representar al país de varios jugadores como Aguinaga, Spencer, Cevallos y muchos otros que hubieran dado la vida por jugar en la Selección.
Cuando muchos justifican el accionar de Ramírez con el manejo desprolijo de la FEF, en el combinado argentino nuestro primer rival en eliminatorias se dio un ejemplo distinto de lo que significa para un futbolista representar a su país, el futbolista Ángel Di María manifestó: “Tengo amigos que me dicen ‘andá a tomarte un café en frente de la Torre Eiffel’. Pero yo les digo que prefiero que me puteen 45 millones de personas y jugar con la camiseta de la Selección Argentina”.
Los jugadores ecuatorianos deben entender que por dinero se llega a los clubes, pero a una selección se viene por el amor a tu país.
