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lunes 16 de abril 2018

La decisión de la directiva de Delfín muestra su confusión institucional

Fredy Hidalgo
Opinión (O)
Twitter: @FPHidalgo

Sorpresiva e inentendible es la decisión de la directiva del Delfín, encabezada por José Delgado, de cesar en sus funciones al entrenador Guillermo Sanguinetti, apelando a los malos resultados en el campeonato. Es una decisión apresurada, como si se tratara de un equipo “grande” con necesidad de victorias y títulos.


El estratega uruguayo no solo llevó a los manabitas al sitial más alto de su historia deportiva, sino también rompió muchos paradigmas futboleros, con poca inversión y limitaciones económicas, llevándolo en el presente año a formar parte del torneo más prestigioso de nuestro continente, por encima de instituciones grandes como Liga y Barcelona.

Desde su llegada a inicios del 2017, la relación entre el uruguayo y los directivos fue amor a primera vista, y ese sentimiento implacable fue creciendo tras ganar la primera etapa con un solo partido perdido e inscribir su nombre a la gran final del torneo 2017. Inclusive, el Delfín estuvo muy cerca de obtener el título de manera automática, aunque varias circunstancias obligaron a conformarse con el subcampeonato, que igual se trata de la mejor posición de toda su historia.

El arranque del 2018 no fue nada auspicioso aunque hay que mencionar que prácticamente el estratega tuvo que armar un equipo nuevo, muchos de los jugadores titulares dejaron de formar parte del club, y de los pocos que se quedaron las lesiones fueron su principal enemigo.

En la Copa Libertadores, el 'Topo' Sanguinetti fue participe importante para obtener la victoria más importante de la historia de Delfín, ante el popular Colo Colo en Santiago de Chile y hasta el momento con posibilidades de avanzar a los octavos de final del torneo.

La decisión de la directiva cetácea muestra la falta de un proyecto deportivo a largo plazo, poco criterio en cumplir objetivos y sobre todo el poco conocimiento de su realidad institucional.

Delfín es un equipo en transición, no uno de los grandes del país con obligatoriedad de buenos resultados, como para tomar una decisión tajante como la salida de Sanguinetti.