Periodista formado en Grupo El Comercio y Bendito Fútbol. Comunicador social de coincidencia. Las casualidades de la vida me llevaron al fútbol y ahora me muevo en el área chica del mundo digital y las crónicas insensatas. Me apasiona hablar de lo que a nadie le gusta.
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viernes 31 de agosto 2018

Donde los futbolistas nunca jugaron

Rodrigo Martínez

La Federación Ecuatoriana de Fútbol está acostumbrada a sus deslices y errores de buena fe. Ya no son los niños con bigote, los jugos de naranja o las maletas viajeras. Carlos Villacís, el magnánimo emperador de una envejecida y descontinuada dirigencia, decidió perdonar al Barcelona SC por una deuda de USD 1,5 millones y no suspenderlo como dictaba el reglamento vigente.


¿Qué se gana suspendiendo al Barcelona SC? Todos pierden. Todo el mundo pierde”, fue el insólito argumento del dirigente frente los airados reclamos de la abogada del Deportivo del Valle, un ignoto club de la Segunda Categoría, que parece una mejor cantera que Independiente, Emelec o El Nacional.


A nadie le sorprendieron las palabras de Villacís. Mucho antes, el organismo que preside ya había hecho omisiones con tibios castigos al jugador que agredió con epítetos racistas a un árbitro, a la violencia al interior del Capwell o los expulsados que les borraban las tarjetas antes de los clásicos con incoherentes justificativos. Ya estamos acostumbrados.

La gravedad reside en la otra vereda. ¿Por qué un irrelevante club manabita -que nunca ha peleado por ascender o militado al menos en la Serie B- pone en jaque a Barcelona SC con los fichajes de futbolistas que nunca jugaron ni un minuto en ese plantel?


Jugadores de nivel de Selección ecuatoriana han pasado por el misterioso club: Segundo Castillo, Juan Carlos Paredes, Félix Borja, Christian Penilla, Fidel Martínez y Ayrton Preciado, entre otros, estuvieron en Deportivo del Valle. Ninguno de ellos disputó un minuto de juego o se entrenó en el equipo, a pesar de que la Ecuafútbol los registra allí durante algún momento de su carrera.


Penilla, por ejemplo, ni siquiera consta en los registros de la Federación Ecuatoriana de Fútbol como jugador del Deportivo del Valle, pero el delantero es parte de la demanda de USD 1,5 millones que pide ese plantel a los toreros, por una deuda atrasada del 2013.


Años atrás futbolistas como Carlos Tévez o Javier Mascherano no pertenecían a ningún club. Sus representantes colocaron sus pases en fondos de inversión o empresarios, que ganaban dinero por sus transferencias, hasta que la FIFA prohibió la actividad en septiembre del 2014. Desde entonces, el reglamento de la organización estableció que los futbolistas solo pueden pertenecer a clubes profesionales.


En 2017 una resolución del Tribunal Internacional de Arbitraje Deportivo también prohibió las ‘triangulaciones’, una práctica muy común en clubes argentinos y uruguayos. En enero del 2016, una investigación de Diario La Nación de Argentina contó como Jonathan Calleri pasó de un día al otro de Boca Juniors al Deportivo Maldonado de Uruguay por USD 11,5 millones. El club era controlado por grupo de empresarios y lo cedió unos días después al Sao Paulo. Todo sin jugar ni un solo partido en el fútbol charrúa.


Curioso, porque Ayrton Preciado, hoy jugador del Santos Laguna de México, militó en el Trofense de Portugal, pasó al Deportivo del Valle el 15 de julio del 2014 y ese mismo día el equipo manabita lo transfirió al Leixoes, también de Portugal. En 2017, cuando Emelec compró los derechos deportivos del jugador, Aucas no recibió ni un centavo del traspaso. Pertenecía al Deportivo del Valle. ¿Coincidencia?


La cuestión es preguntarse si la FEF debe investigar o siquiera se tomará la molestia en determinar quién se beneficia con los pases de jugadores ecuatorianos destacados y por qué equipos sin relevancia ni trayectoria manejarían más dinero que clubes de la Serie A, sin tener infraestructura ni canteras adecuadas.


¿También debió ser justa la sanción al Barcelona SC por no pagar una deuda atrasada del 2013? Creo que no me queda la menor duda.