Ejerce el periodismo desde el 2003, es autor de libros como Ídolos deportivos y fans en internet (2013); Gerencia del Deporte en el Siglo XXI (2017) y Detrás del juego. Estudio de mercado del fútbol ecuatoriano (2018); colaborador de prestigiosas revistas a nivel mundial y profesor de Periodismo Deportivo en la Universidad Central del Ecuador. Actualmente forma parte del staff de deportes en Radio Pichincha Universal.
Indignado 0
Triste 0
Contento 1
jueves 25 de junio 2020

Morales, el arquero.

Andrés Luna

En la cancha del barrio o en cualquier potrero, bajo el arco, todos queríamos ser Carlos Luis Morales. Fue el ídolo de miles de niños y jóvenes que hoy gambeteamos los 40. Sin PlayStation para poder ficharlo, en el futbolín de la casa las buenas paradas tenían su nombre: “¡Morales, Morales el arquero!”, retumbaba en el cuarto de juegos. Los grandes héroes son los que se construyen en la infancia, con el paso del tiempo, perdemos la inocencia, la magia y la capacidad de asombro.


Las estrellas, del cielo y de la tierra, pierden su brillo y quienes hoy lamentan su muerte se refieren a él como el 'Prefecto', pero lejos de los cargos políticos, 'Pestañita' se ganó el trono del número uno en los campos de fútbol. En un país con escasísimas alegrías deportivas, Morales cambió la suerte de los clubes ecuatorianos cuando fue figura en la semifinal de la Copa Libertadores de 1990 eliminando al River Plate de Daniel Passarella. Le tapó el primer penal de la serie a José Serrizuela y su actuación opacó las denuncias de que el árbitro peruano Carlos Montalván había sido comprado días atrás en Lima, a decir del anónimo denunciante que habló con revista El Gráfico, porque “Ecuador es una Colombia en miniatura”.

Hasta finales del siglo veinte, el Barcelona de Guayaquil fue siempre más y mejor que la Selección de Ecuador, por lo que las hazañas de Morales, si se visten de amarillo, es por su club. Debutó a los 17 años reemplazando al peruano Ramón Quiroga, tal como lo recordó en Twitter Isidro Romero, el presidente de aquellos años, “fue mi gran jugador estrella”, lamentó. Isidro Romero Carbo es el nombre del estadio de Barcelona, el arco norte se llama Carlos Luis Morales.


En Barcelona lo reemplazó José Francisco Cevallos, que era el tercer arquero del entrenador Miguel Ángel Brindisi para la final de la Libertadores de 1990 contra Olimpia, como si el destino se hubiera encargado de organizar el debut y la despedida de los dos más grandes goleros en la historia del país. Aunque Cevallos conquistó América en 2008 y jugó el Mundial de Fútbol de Japón y Corea del Sur, Morales fue un manantial en el desierto; la selección del 2002 estuvo casi toda en el exterior, las selecciones que defendió Morales recibían solo a dos futbolistas foráneos: él y Alex Aguinaga.

En Argentina fue campeón con Independiente de Avellaneda, alternando el puesto con quien fuera el arquero de la selección de ese país en el Mundial de 1994, Luis Islas. Luego fue para Chile y defendió con solvencia los colores del club de la comunidad palestina de Santiago, el Palestino. Morales fue también un encanto para las cámaras, en un balompié donde ninguno de los futbolistas tiene la pinta de los italianos en los Mundiales, 'Pestañita' era un seductor, de ahí si sobrenombre. Siempre perfumado y ataviado, saltó a la televisión a un programa de concursos junto a Reina Martínez, 'La Gorda Matosa', líder de la barra del Emelec. Poco después fue el corresponsal de la cerveza Brahma para la cobertura del Carnaval de Río de Janeiro junto a María Teresa Guerrero, 'La Flaca', mientras la televisión trasmitía cómo las brasileñas “se derretían” por el ex arquero ecuatoriano.


Aprovechó su popularidad y ya como presentador de noticias compartió su vida con la política, con muy poco de ideologías y mucho pragmatismo a la hora de elegir su partido. De humor inquebrantable, uno de los goles que más se le recordó fue el del 'mocho' Tony Torres, futbolista del Deportivo Quevedo que jugaba al balompié profesional sin un brazo, “te metió un golazo el manco”, lo bromearon en Emelec durante semanas, contó Carlos Alberto Juárez, que le marcó goles en Independiente y en Barcelona.

También le puso el sobrenombre de 'Mamita' a Walter Calderón, cuando en Espoli el potente delantero no dejaba de recordar a su mamá durante los entrenamientos y concentraciones. “Me protegió de mi esposa que me buscaba con una piedra en la mano”, bromeó el periodista Luis Baldeón, recordando que Morales salió en su defensa ante un lío de faldas.

Se fue la leyenda del arco, el coloso que tapó más de cuarenta penales, el ídolo del equipo más popular del país junto con Vicente Lecaro y Sigifredo Chuchuca. Se fue también el Prefecto acosado bajo sospechas de corrupción, en un mundo donde las redes sociales dictan sentencia y las manejan los dueños de la primera piedra.

Carlos Luis Morales, durante su paso por Barcelona. Foto: Archivo.

Carlos Luis Morales, durante su paso por Barcelona. Foto: Archivo.