Lo que otros callan por temor o timidez, aquí se lo dice sin anestesia. Es comentarista de fútbol de EL COMERCIO. Síguelo en Twitter: @guapodelabarra
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viernes 29 de junio 2018

Mundial, día 16, sin fútbol: ¿por qué se derrumbó Alemania?

Alejandro Ribadeneira
Opinión (O)
Twitter: @guapodelabarra

Estamos todos de acuerdo en que los jugadores son los responsables de lo que sucede en la cancha, al menos en un 70 por ciento. El restante 30 depende del entrenador, de su táctica, de sus elecciones y de su sagacidad para cambiar sobre la marcha. Pero, cuando se realizan los balances, es momento de fijarnos en el señor que se sienta en el banquillo. El alemán Joachim Löw sigue recibiendo críticas por el ¿imprevisto? derrumbe de Alemania, que hace cuatro años maravilló con un estilo más bien hispano de toque, posesión y técnica, lejos del habitual juego germano de velocidad y fuerza. Löw obró un milagro pero su modelo está en crisis. ¿Qué pasó en Rusia? Es momento de una disección:


1. No hubo un líder. Los equipos alemanes siempre han contado con jugadores que ejercían un don de mando indiscutible e inspirador dentro del campo de juego. Beckenbauer, que una vez jugó ante Italia con el hombro dislocado, es el más legendario. Pero también han sido líderes Oliver Kahn, Karl-Heinz Rummenigge, Uwe Seeler y más. En esta ocasión, no hubo liderazgo en la cancha. El llamado era para Kroos, pero fue notorio el peso de la responsabilidad de dirigir el juego alemán y también de conducir el estado anímico.


2. No hubo un killer. Es sorprendente que Alemania no haya llevado un delantero fulminante. Esta vez fallaron Müller, Gómez y Werner. No se consiguieron dos goles (ante Suecia) aunque, paradójicamente, el cuadro de Löw fue el que más remató a puerta de toda la fase de grupos. Nunca antes la efectividad fue tan baja en una fase de grupos. Lo de Müller es lo más triste, pues su meta era romper una marca de goleo, pero apenas remató tres veces a puerta, ¡tres!


3. Dos años de desgaste. Desde la Eurocopa del 2016, cuando el mismo Löw expresó en público sus dudas sobre seguir en el banquillo, se comenzó a percibir un desgaste en el entrenador, que de todos modos siempre llevó a Alemania al menos a las semifinales de todos los torneos en que participó. En el 2017 ganó la Copa Confederaciones. Pero Chile perdió la final por un error increíble antes que por el buen juego de los germanos. Y los amistosos del 2018 fueron preocupantes (derrotas con Brasil 1-0 y Austria (2-1, empate con España 1-1 y sufrido triunfo frente a Arabia Saudita 2-1). Sin embargo, Löw no tomó correctivos. En realidad, solo hemos asistido a la confirmación de una tendencia hacia abajo.


4. Casado con los históricos. Löw arruinó un principio del fútbol alemán: la meritocracia. A pesar de que obtuvo la Copa Confederaciones con nuevos y prometedores valores, llevó a Rusia a muchos veteranos que no estaban en buen nivel, Özil, Khedira pero sobre todo el arquero Neuer. El guardameta estuvo 8 meses sin jugar por lesión pero fue titular en el Mundial, lo que destrozó la sagrada premisa de que los seleccionados son los que mejor están. Neuer tapó mal e incluso hizo el papelón en el segundo gol de Corea del Sur.


Por todo esto, y por otras razones, Löw ha perdido bastante de su crédito al frente de la Selección. No importa que tenga contrato hasta el Mundial del 2022 porque, como dijimos, el puesto se lo gana torneo a torneo. Quizás Alemania se quede sin entrenador.