Lo que otros callan por temor o timidez, aquí se lo dice sin anestesia. Es comentarista de fútbol de EL COMERCIO. Síguelo en Twitter: @guapodelabarra
Indignado 1
Triste 0
Contento 0
domingo 27 de junio 2021

Damián Díaz, más cerca de la ficción que de otra cosa

Alejandro Ribadeneira

Era evidente que la presencia de Damián Díaz traería una (innecesaria) controversia en la Tricolor. Para algunos, es prácticamente la reencarnación de Maradona, el llamado a salvar al Ecuador de su horrible fútbol basado en velocistas, sin creación. Para otros, es un efectivo malabarista de esquina que sirve para arrancar sonrisas el tiempo que tarda el semáforo en cambiar a verde, y nada más.


No es ni lo uno ni lo otro. Su real aporte pudo verse en el primer tiempo del cotejo con Perú, cuando por fin fue titular. Díaz, un organizador que se posiciona bien en la cancha, hizo que jugadores como Moisés Caicedo y Pervis Estupiñán lucieran mejor que en los anteriores partidos. Le dio mucho más movilidad al ataque e hizo una asistencia de gol.

En cambio, también fueron evidentes sus límites. Su físico no le permite jugar todo el cotejo, así que de entrada es un cambio obligado. Luego, sus habilidades no son trascendentes todo el tiempo. Hizo un túnel a un jugador rival, algo que encandila a la tribuna, pero falló en un mano a mano con el guardameta (en una jugada parecida que, en el cotejo con Brasil, Ángel Mena sí pudo anotar). Se movió entre líneas, pero le costó dar pases filtrados. Tiene la visión y la personalidad, pero su batería de recursos se agota en 45 minutos.

La pregunta no es si Díaz merece estar en la Tricolor. Claro que sí. Incluso, merece el 10. No es su culpa que el inefable Juanito Cazares, quizás el único que quizás puede hacer lo mismo, volviera a autoexpulsarse de la Tricolor. La verdadera pregunta es: ¿realmente era necesario incluirlo, a su edad y con sus límites, en un proceso que se supone debía renovar a la Tricolor?

No parece razonable pensar que Díaz está llamado a ser el 10 de Ecuador en el Mundial 2022 (si se clasifica, por supuesto), aunque eso venda camisetas. Por su talento, es un aporte muy puntual; pero, por su proyección, es una ficción. 

Damián Díaz, en el duelo con Perú de la Copa América. Foto: EFE

Damián Díaz, en el duelo con Perú de la Copa América. Foto: EFE