El fútbol y el periodismo se convirtieron en la mejor adicción para hallar rumbo en la vida. Querendón de la radio (medio de comunicación donde me inicié), hallé en la prensa un espacio tan grande, como la cancha de fútbol misma, para vivir divertido. Encontrar la quinta pata en un deporte donde se razona más con el corazón y los sentimientos es entretenido. Vivo abriendo frentes por cuestionar todo y estoy convencido que hay que caminar en silencio, pero haciendo ruido. Twitter: @maobayas
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martes 19 de julio 2016

‎Y en esta final somos campeones... ¡de la desorganización¡

Mauricio Bayas

Es un cuento triste de nunca acabar. La venta de entradas a la final de la Copa Libertadores puso en evidencia otro problema repetitivo del fútbol ecuatoriano: no hay capacidad de organizar los espectáculos en los estadios. Se maltrata al aficionado, cliente principal del negocio; cuando hay excesiva demanda no hay capacidad de reacción.


​Los dirigentes del fútbol (sin puntualizar clubes) ponen precios en las entradas sin parámetros técnicos. Funciona todo al ojo, viendo al rival y sin pensar en el bolsillo. Hay evidencias. Hace pocas semanas se cobró USD 8 en un partido de la Serie B. Lo mismo hicieron en dos juegos de la Serie A. Valores exagerados en comparación con los USD 10 que cuesta el boleto para la final entre Independiente y Atlético Nacional, que también son bajos en función del torneo.

Cada vez que ocurren estos problemas de organización, el debate pasa por la legalidad o no de los revendedores. Y esa es harina de otro costal (del jurídico). ‎En esencia, el problema está en los dirigentes dueños del show. Se demuestra que en las nutridas delegaciones que viajaron a los mundiales y torneos internacionales nadie preguntó cómo es el control de entradas en otros países. Nadie se interesó en ver qué sistema tecnológico se aplica para la venta a través de Internet y el control de los boletos.

En los mundiales se penaliza la venta ilegal de pases de cortesía, pero en Ecuador se ha hecho tradición. ‎¿Es tan difícil controlar cada entrada?

El caos ocurrido en la venta para la final también pasa cuando juega la Selección o cuando se define el ganador anual del campeonato local. Ya es hora de que los clubes piensen en planes para premiar la fidelidad de los hinchas que van con frecuencia al estadio durante toda la temporada.

¿Es tan difícil vender una entrada a una final a un hincha que presente 10 boletos a otros partidos? Es solo una pregunta de ejemplo.
Esperar acciones de control y sanciones no solucionará el tema de fondo. En este lío, la cura está en la raíz del mal: en la organización de los dirigentes del fútbol.