Periodista con 11 años de experiencia que admira al fútbol y todo lo que este apasionante mundo envuelve. Licenciado en Comunicación Social, formado en diario El Comercio por grandes editores y con trayectoria en otros medios como diario Hoy, TV Hoy y Grupo Radial Delgado. Twitter: @Fabychocolate
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martes 18 de diciembre 2018

El título más humilde de Liga de Quito

Fabián Alarcón
Opinión (O)
Twitter: @fabychocolate

El título 11 de Liga de Quito fue el más humilde que ha obtenido en los últimos años. Fue el menos pensado para los hinchas, directivos, jugadores y hasta para el cuerpo técnico, quienes se fueron convenciendo de sus posibilidades con el paso de los partidos.


Al inicio de la temporada 2018, Emelec, por ser el entonces campeón vigente, y Barcelona, por haberse destacado en la Copa Libertadores 2017 y haber mantenido la base de jugadores que alzó el título del 2016, aparecían como los principales aspirantes. La ‘U’, en cambio, apareció entre los siguientes opcionados por su historia y prestigio, ya que armó una nómina prácticamente nueva. Además, la presencia del DT uruguayo Pablo Repetto no era bien vista por los seguidores del equipo, incluso hasta en los días previos a las finales.


En este contexto, en los comentarios dentro del mundo Liga, incluidos los periodistas que se identifican con esa camiseta, nunca hubo un aire de triunfalismo. Nadie se atrevió a decir a boca llena que Liga sería campeón de Ecuador, porque en el camino el equipo dejó más dudas que certezas por su desempeño en la cancha.


El momento de mayor regularidad de Liga se dio a partir de la rueda de revanchas de la primera fase y tras vencer doblemente a Barcelona, cuando era el principal favorito a ser finalista. Sin embargo, el fútbol de los azucenas no fue brillante, pero sí lo suficientemente práctico para imponerse a sus rivales y asegurar su puesto en la final y en la Copa Libertadores 2019.


Eso sí, mostró valores individuales destacados como los defensores Franklin Guerra, Anderson Ordóñez, el golero Adrián Gabbarini y el infalible Hernán Barcos como sus principales pilares. Pero si uno de ellos faltaba, daba la sensación que el equipo se caería a pedazos.


Durante la segunda etapa, Repetto, el hombre más cuestionado por los hinchas y cierto sector de la prensa, tuvo la capacidad para rearmar sobre la marcha a un plantel plagado de lesionados. Esto, además de la ‘temida’ partida de Barcos, su principal referente que, dejó a Liga con nueve goles en su cuenta.


El DT uruguayo confió en las capacidades de Juan Luis Anangonó, quien demostró también con goles que era el indicado. Él cerró la campaña con 16 anotaciones. Y luego, Repetto supo maquillar las ausencias de los lesionados defensores Ordóñez y Horacio Salaberry.


En el camino, Liga tuvo un desempeño con altibajos en la segunda etapa, pero sin perder de vista a los punteros. Nadie tampoco se atrevió a asegurar que iba a ganar el torneo directamente como lo hicieron antes Emelec y Barcelona, convincentes y contundentes en su momento. Sin embargo, allí estuvo, peleando hasta el último, con otras bajas por lesiones de volantes que se destacaron como Alfredo Intriago, Fernando Guerrero, Édison Vega… y así salió adelante para los encuentros decisivos.


Emelec ganó la segunda etapa. Llegaba a la final como principal candidato por lo arrollador que cerró el segundo semestre del año. Aunque la ‘U’ dio un aviso de lo que haría en el último enfrentamiento de ambos en el estadio Capwell, previo a las finales, cuando empataron 0-0.


El discurso del mundo Liga siempre se mantuvo cauto sobre el título. Obviamente, los jugadores, el DT, los directivos, los hinchas y hasta los periodistas afines al conjunto albo aspiraron a ganar, a demostrar que eran realmente los mejores, pero sin aquella convicción del 2008, 2009 o del 2010, cuando con el súper equipo que tenía era capaz de atropellar a cualquiera y nadie dudaba en decirlo.


Finalmente, Liga hizo dos partidos inteligentes con otros talentos que brillaron con luz propia como los hermanos Anderson Johan y Anderson Julio, siempre bajo la batuta de Repetto, un verdadero estratega quien sí confiaba en su trabajo y en su plantel. No fue un club devastador. Aunque su fútbol no fue el más vistoso, los azucenas demostraron que eran los mejores, que lo merecían, porque la tabla de posiciones acumulada así lo reflejaba. Fue el título más humilde de la ‘U’ y por eso el más celebrado.