El entrenador argentino posa en la cancha del estadio Gonzalo Pozo. En Aucas fue asistente en el 2018 y director de las juveniles en el 2019. Foto: Patricio Terán

El entrenador argentino posa en la cancha del estadio Gonzalo Pozo. En Aucas fue asistente en el 2018 y director de las juveniles en el 2019. Foto: Patricio Terán / BF

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10 de enero de 2020 08:45

Máximo Villafañe, el DT afín a los jóvenes, comanda al Aucas

Pablo Campos

El único momento del día en que Máximo Villafañe deja (o al menos intenta) no pensar en fútbol es cuando se para frente a la cocina. Preparar platillos para él y su esposa Noelia se ha convertido en una válvula de escape de una profesión como la de entrenador de fútbol, tan esclavizante y con tantos detalles mínimos por resolver en el día a día. 


El argentino de 41 años fue nombrado, el pasado 11 de diciembre, técnico de Aucas. Se convirtió de esta forma en el sexto entrenador del equipo en 18 meses. Su bautismo en el equipo es una prueba de fuego: el 4 de febrero, la oncena oriental visitará Buenos Aires para medirse con Vélez Sarsfield, por la primera fase de la Copa Sudamericana.


Los entrenamientos para el partido internacional son intensos y hay poco tiempo para desconectarse. A Villafañe se le dibuja una sonrisa al contar su faceta de cocinero. Lo hace sentado en la banca de suplentes del estadio Gonzalo Pozo, en un día de intenso sol en Quito. “Me va bien con la comida italiana. Preparo risotto, pastas. Un asado no puede faltar, aunque nos aumente los triglicéridos”, relata divertido.


Cocinar para Noelia y escuchar rock para relajarse: Audioslave, U2, Divididos y Soda Stéreo son indispensables en el ‘playlist’ del argentino que da sus primeros pininos como entrenador en Aucas, pero que en el mundo del fútbol se ha sentado en casi todas las sillas: fue preparador físico, asistente, scouting del Barcelona de España en Argentina y Director de Divisiones juveniles.


“Estar en algunas posiciones en el fútbol te abre la cabeza. Tienes una visión más transversal. Hay muchos especialistas en distintas áreas, pero el entrenador tiene que aprender a estar en todos los detalles”. 


En los últimos seis meses del año pasado fue Director de juveniles de Aucas y su buen desempeño, según Hugo Castañeira, gerente deportivo del club, le sirvió para que los dirigentes le promovieran a entrenador del equipo profesional. “Conoce a la perfección a los jugadores que queremos consolidar en el primer equipo, pues fue asistente del club en el 2018. Después, hizo un buen trabajo como encargado de las juveniles. Es un trabajador serio, metódico y ganador”.


Uno de sus conocidos desde el 2018 es Alexander Alvarado, la joya de la institución, tercero en el mundo con la Selección Sub 20, el año pasado. Villafañe está convencido de que en esta temporada el mediocampista ofensivo se consagrará.


El jugador devuelve los elogios de su DT: “Conozco al profe desde que llegué al equipo y siempre me ha transmitido buenos consejos y confianza. Me ha guiado mucho”.


Como Alvarado, otros jóvenes como John Espinoza, Janus Vivar, Richard Mina y Johnny Quiñónez, que volvió al equipo tras seis meses en el Willem II de Países Bajos forman el esqueleto del equipo. Villafañe y su cuerpo técnico consideraron que la mejor forma de acompañar su crecimiento es rodearlos de gente de experiencia, que absorba la presión.


Por ello, Aucas privilegió la contratación de gente de trayectoria (ver infografía). Dos de los nuevos jugadores -el golero Damián Frascarelli y el mediocampista Alejandro Frezotti- superan los 30 años. “Los experimentados tienen la tarea de llevar adelante al grupo. Pero no me gusta hacer distinciones entre jóvenes y experimentados. Confiamos en los buenos jugadores, independientemente de su edad”, añadió el entrenador.


Villafañe sostiene que el juvenil debe estudiar a la par de jugar. En su experiencia se ha encontrado con futbolistas veloces y técnicos, pero con poca capacidad para asimilar conceptos tácticos, por su baja escolaridad. Sostiene que los clubes deben impulsar la formación académica. Termina la entrevista. El entrenador tiene el tiempo justo para ir a casa y prepararse un risotto. Luego, volverá a la tarde a enchufarse en el fútbol, en un nuevo entrenamiento. 





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