El mediocampista del RCD Espanyol Víctor Sánchez (i) celebra el gol del empate (3-3), durante el partido correspondiente a la novena jornada de la Liga Santander disputado hoy en el estadio de Cornellà- El Prat. EFE/Toni Albir

El mediocampista del RCD Espanyol Víctor Sánchez (i) celebra el gol del empate (3-3), durante el partido correspondiente a la novena jornada de la Liga Santander disputado hoy en el estadio de Cornellà- El Prat. EFE/Toni Albir

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22 de octubre de 2016 10:31

Caicedo entró en el minuto 73 y fue expulsado a los 83' en el empate del Espanyol con el Éibar

Agencia EFE

El Espanyol dio la vuelta a un partido que parecía perdido cuando el Eibar puso el 0-2 en cuatro minutos y colocó el tercero antes del descanso en Cornell-El Prat, aunque tiró de orgullo y culminó una remontada épica con tantos de Hernán, Piatti y Baptistao, éste último ya en el tiempo añadido. Y el desencanto del cuerpo técnico con Felipe Caicedo. 


¿Qué hizo Caicedo? Pues si bien entró en el minuto 73, solo jugó hasta el minuto 83. En esos diez minutos vio la doble amarilla. Eso provocó la molestia en un cuerpo técnico que buscaba en el ecuatoriano la posibilidad de los goles para empatar el partido. 


Empezó bien el Espanyol. Rápido e incisivo por las bandas. Enchufado. a los tres minutos Jurado ya dispuso de un mano a mano contra Riesgo, un tiro que acabó en las manos del meta.

Baptistao y Gerard Moreno combinaban con facilidad, mientras el Eibar, constantemente presionado, no generaba nada en el área contraria.

El primer acercamiento de los guipuzcoanos se produjo al cuarto de hora. Los de Mendilibiar elevaron sus revoluciones, aunque seguía mandando el anfitrión. Lo dejó claro Piatti en el 19, mandando un obús raso que pasó a centímetros del poste izquierdo, tras un pase de Baptistao.

El Eibar no se amilanó y continuó su ofensiva. Al final, con premio inesperado. Sergi Enrich marcó en el 23. Un error defensivo propició que el rival disfrutara de un pasillo excelente para jugar y golear. El balón pasó por Pedro León, Kike y, finalmente, recaló en Enrich, que firmó el primer tanto a puerta vacía.

Todo el excelente trabajo previo se derrumbó. Y faltaba un segundo varapalo. Cuatro minutos después del 0-1, llegó otro tanto. Diego Reyes desvió a propia puerta un centro de Inui. Mendilibar disfrutaba de un escenario impensable viendo el inicio del choque. El Espanyol estaba hundido.

Los catalanes, en los últimos quince minutos, apenas mostraron su electricidad anterior. El partido estaba roto y el Eibar insistía en la sentencia. Lo logró.

Antes Enrich avisó en un uno contra uno ante Diego López, bien solventado por el meta. Después, él mismo entregó el 0-3 en bandeja a Kike, en el 44.

En la reanudación, el Eibar no se complicó. Su ventaja le permitía esperar a los de Quique, mucho más necesitados y con urgencias claras.

El técnico blanquiazul dio entrada a Hernán Pérez y a Aarón. Apostaba por el juego de bandas y buscar a sus puntas, sin éxito. Ramis y Lejeune estaban muy bien posicionados.

El Espanyol no renunciaba a recortar diferencias, por muy utópica que pareciera la remontada. Tiraba de la garra de Hernán Pérez, actuando con devoción incluso fuera de su demarcación. De su empuje nació el 1-3. El paraguayo cogió el balón desde su campo y asestó un disparo cruzado desde fuera del área al que Riesgo no llegó.

El cuadro visitante no reaccionaba. Aún tenía dos dianas de colchón. Entonces el encuentro volvió a cambiar. Piatti, en el 73, levantó Cornell. Gerard Moreno activó la jugada, cedió la pelota a Baptistao, aunque el brasileño no pudo controlar con comodidad. El argentino solucionó el enredo a lo grande (2-3).

Los armeros cambiaron ligeramente su fórmula. Procuraban acercarse más a los dominios de Diego López, aunque calibrando los riesgos. También ralentizaron el ritmo, confiando en el que el reloj les ayudara a amarrar los tres puntos. El partido elevó su tensión y empezó la lluvia de amarillas. Caicedo fue expulsado en el 83.

El Espanyol salió con todo a por el empate en los minutos finales. Con decisión, aunque excesivamente revolucionado. Pero así empezó su remontada y así culminó. Con un acelerón de Leo Baptistao y un latigazo desde fuera del área, ante la pasividad de la defensa rival, que apuntaló el empate.