Osbaldo

Osbaldo Lastra, de los registros de Emelec,marca a Andrés Guardado, de México. Foto: AFP

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El dudoso honor de ser 'la base de la Selección'

Francisco Sandoval,

EL ILUMINADO

Con un partido amistoso, comenzó oficialmente la nueva era de la Selección Ecuatoriana de Fútbol, ahora a cargo de Gustavo Quinteros. Este proyecto de la Ecuafútbol, estratégicamente pensado por el Ing. Luis Chiriboga para renovar la imagen de un grupo dividido por los intereses personales y el nulo liderazgo de Rueda y de Vizuete, da sus primeros pasos, en medio de las mordaces críticas de los hinchas (particularmente de aquellos identificados con el color amarillo) y la prensa (con la misma identificación, que es la mayoría en el país) que no soportan el hecho de que el argentino-boliviano haya convocado a una amplia mayoría de jugadores de Emelec, cuyo buen desempeño en la cancha con la camiseta del bicampeón debería ser suficiente para dispersar cualquier suspicacia en la mente de los malpensados.

@emelec_max

Mientras el barcelonismo se retuerce de ira (y lo manifiesta apoyando descaradamente a cualquier rival al que la “Tri” enfrente), la vereda opuesta está llena de orgullosos hinchas azules, desbordados por la alegría de saber que su equipo es la columna vertebral de una Selección a la que ven como “prometedora”.

Pero como siempre y como en todo, afirmar que TODA la hinchada disfruta viendo que el azul sobresale en el combinado patrio es inexacto, y dejaría afuera a una gran cantidad de hinchas que, más que orgullo, sienten hastío y hasta pánico en varios niveles.

Por simple lógica, una mayor cantidad de futbolistas azules jugando para la Selección implica que Emelec expone a más de sus “figuras”, a aquellos que hacen la diferencia jugando para su equipo, al cansancio físico, a la desmotivación, e incluso a las lesiones. Basta con recordar que la insoportablemente larga lesión que sufrió Javier Klimowicz comenzó en la víspera de un amistoso que la “Tri” jugó en Europa.

Y mientras (la exagerada cantidad de) 6 jugadores convocados por Quinteros esperan su turno para saltar a la cancha vistiendo la “piel del Ecuador”, De Felippe, que aún está conociendo a sus jugadores, se ve obligado a armar auténticos rompecabezas con los elementos que tiene a mano para tratar de parar en cancha a una plantilla que, pese a la falta de ritmo futbolístico regular, pueda hacer un papel decente ante el rival de turno. Así ocurrió en la ajustadísima victoria ante River Plate Ecuador, en el que la aparición oportuna de varios “repuestos” logró disimular, a último minuto, el desempeño mediocre de un equipo demasiado disminuido.

¿Y si hablamos de la motivación? Tomando en cuenta el vínculo afectivo existente entre Quinteros y todos sus ex pupilos de Emelec (aparentemente exceptuando a Herrera, pero él no cuenta en este caso), así como la gran cantidad de jugadores azules que el DT “tricolor” distinguió por sobre el resto mediante la convocatoria a la Selección, ¿qué sentirá el resto de jugadores que creían haber hecho los méritos suficientes para ser convocados por su ex “profe”, pero quedaron afuera? ¿Incidirá este “descole” en el estado anímico de Narváez, Pedro Quiñonez, Guagua, Burbano u otros?

Por otro lado, quienes sí fueron convocados pero no jueguen, o quienes sí jueguen pero no lo hagan a un nivel aceptable, sin duda serán blanco de las críticas de la prensa y la opinión pública, eternos referentes del resultadismo. ¿Qué tan útil le será a Emelec que sus “seleccionados” regresen con el ánimo por los suelos?

Todo esto me mantiene, en lo personal, fuera del grupo que celebra la exagerada presencia “eléctrica” en el denominado “equipo de todos”. Dudo mucho que un triunfo de la Selección en un partido o evento cualquiera pueda superar la alegría, la emoción, la fiesta que provoca ver a Emelec en lo más alto del fútbol nacional, y con grandes posibilidades de destacar a nivel internacional. Y para que todo esto ocurra, el “Bombillo” necesita contar con todos sus jugadores en plenitud de condiciones físicas y emocionales, algo en lo que la convocatoria a la Selección contribuye poco o nada. No es falta de patriotismo, es cuestión de prioridades.

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