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A sus 31 años, Luis Fernando Saritama sigue sin un futuro claro. Foto: BF

Deportivo
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Luis Fernando Saritama y el jugador que nunca fue

Santiago Guerrero Vinueza

El Apóstol Santiago 

Corrían las primeras horas del 3 de diciembre del 2008 y el equipo periodístico del Diario Últimas Noticias buscaba en una hostería de Latacunga a varios jugadores del Deportivo Quito para hacer una producción de fotos, previo al encuentro ante el Macará, en el que el club azulgrana lograría su tercer título en la historia, 40 años después. 

Carlos Sevilla, Jeohvanni Ibarra, Franklin Corozo y Martín Mandra aceptaron levantar una copa de champán antes de jugar el partido y salir campeones. Pero hubo uno que se negó, Luis Fernando Saritama. 

A sus 25 años, el jugador lojano dijo que él se prestaba para lo que sea pero después de conseguir el título. No quería que el destino le jugara una mala pasada. Su meta, probablemente su única meta en ese entonces era levantar la copa que le había sido tan esquiva al equipo de sus amores. Horas después, salió del estadio en hombros. 

Saritama fue fundamental para ese equipo del 2008. A pesar de ser uno de los más jóvenes del plantel, Carlos Sevilla lo eligió para llevar la banda de capitán. Jugadores como Mandra, Ibarra, Mauricio Donoso, Luis Checa y otros con mucha más trayectoria seguían sus pasos. 

Ese título le valió a Saritama para cotizarse demasiado alto en el mercado. Tan alto que solo recibió propuestas en firme del Medio Oriente que él se negó a aceptar. Siempre creyó que le iba a llegar alguna oferta de algún club grande del mundo, pero eso nunca sucedió. En verdad, el problema fue que su precio era demasiado caro para un jugador que no había demostrado nada con otra camiseta que no sea la azulgrana. 

El mediocampista se quedó en el Quito hasta el 2012 y le tocó aceptar una oferta impensada. El único club dispuesto a pagarle lo que quería era el equipo al que siempre le quiso ganar: Liga. El día que firmó su fichaje con el cuadro albo empezó el declive de su carrera. 

Muy pocas veces Luis Fernando Saritama fue desequilibrante en la cancha. Su peso era otro. Su desequilibrio estaba en su sacrificio, en su solvencia para encarar a los dirigentes y obligarlos a pagar, en la importancia que tenía con la hinchada de la Preferencia que ahora lo detesta. 

Aunque siempre lució el número 10 en su espalda, el lojano terminó jugando a veces de 5, a veces de 8, a veces de todo y nada. Su trascendencia en la cancha tenía que ver con el liderazgo que ejercía sobre el resto de sus compañeros. Saritama nunca fue el jugador que él pensó que podía llegar a ser. 

A sus 31 años, su destino es incierto. Su sueldo es demasiado alto para la realidad de nuestro fútbol y para su realidad en el campo de juego. Su rendimiento ha venido en descenso. Sin ser un jugador malo, su salario lo tiene ahora entre la espada y la pared. 

Muy pocos futbolistas en el Ecuador tienen la capacidad de expresión de Saritama, muy pocos se desenvuelven tan bien ante los micrófonos, muy pocos piensan tanto en el futuro como él. A lo largo de su carrera ha sido un tipo amable y respetuoso. No se le conoce un exabrupto. Sin lugar a duda es una buena persona. 

Pero le llegó la hora de tomar una complicada decisión: sacrificar una enorme cantidad de dinero a cambio de jugar. Quedarse en Liga cobrando un sueldo altísimo, pero no ser ni suplente en toda la temporada es un precio demasiado alto a su edad. Así como en el 2008 prefirió ser prudente y no tomarse la foto, hoy tiene que volver a actuar con prudencia, aunque eso le signifique no salir en la foto del equipo en el que quería jugar.

Esta es la foto que se tomó en la Hostería Rumipamba de las Rosas en Latacunga el 3 de diciembre del 2008 en la habitación de Carlos Sevilla. Luis Fernando Saritama no quiso aparecer en esta producción. Foto: Diego Pallero / Últimas Noticias. 

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