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Barcelona gana pero no convence

Jonathan Machado,

EL CONFESOR

Siete puntos de nueve posibles y cuatro goles a favor y uno en contra. Ese el rendimiento numérico que ha obtenido Barcelona en los tres primeros partidos de la segunda etapa. Las dos victorias y el empate le dan la posibilidad de estar en la segunda posición, detrás de Emelec por gol diferencia.

@jmachadom

Hablo de rendimiento numérico porque el futbolístico deja mucho que desear. En dos de los tres encuentros tuvo la ventaja de jugar con uno, dos, tres y hasta cuatro hombres demás y no tuvo los argumentos para dominar a los rivales.

En la segunda fecha no aprovechó que Mushuc Runa se quedó con un jugador menos desde la primera parte y el resultado fue un pobre empate a cero. Al final se verá si esos dos puntos determinan el pase a la final.

Contra Liga de Loja la tónica fue igual. El cuadro blanco sufrió una expulsión y Barcelona no podía vencer el arco de Danny Cabezas. Tuvo que esperar hasta el minuto 80 para ponerse en ventaja con una jugada dudosa que pudo ser sancionada como fuera de juego. En los últimos minutos, el equipo lojano sufrió tres expulsiones más, pero el resultado no cambió.

Estos dos partidos han demostrado la falta de efectividad de los volantes y delanteros amarillos. Un equipo que quiere ser campeón debe contar con ideas futbolísticas que le permitan enfrentar a rivales con 11, con 10 y hasta con menos jugadores. Se sabe que si a un cuadro le expulsan un jugador, la estrategia será retroceder en el campo de juego y apostar al contraataque. Ahí es donde deben aparecer la táctica colectiva y las habilidades individuales para llevarse los tres puntos.

Al parecer, el técnico Guillermo Almada no ha trabajado sobre la posibilidad de encontrase con un jugador demás. Eso se evidencia cuando los cambios que realiza no tienen efecto en el rendimiento del equipo. No solo se trata de que haya más delanteros, sino de contar con una propuesta ofensiva que permita vulnerar al plantel contrario.

Los jugadores se desesperan y erran demasiado. No existen sociedades que destruyan la propuesta defensiva del rival. Es ahí cuando el juego barcelonista se reduce al pelotazo desde los últimos tres cuartos de chancha para intentar que los delanteros pesquen una oportunidad. Eso no puede seguir así.

Se supone que Almada llegó para cambiar la forma de jugar que implantó Rubén Israel. Hasta ahora eso no ha ocurrido y ya son cinco partidos al frente del equipo. Las fechas van pasando y es necesario crear una identidad de juego.

La hinchada espera ver a un cuadro que juegue bien, sea ofensivo y salga a ganar en todas las canchas. Si eso no se logra, difícilmente se alcanzarán los objetivos.

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