Periodista, relator y anchor de televisión. Puedes seguirme en Twitter: @FPHidalgo.
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lunes 13 de febrero 2017

La ambición 'cetácea' rompió el saco

Fredy Hidalgo

“Cuando se desea más de lo que se puede tener se corre el riesgo de perder lo que se tiene”. Nada más apegado a la realidad como lo ocurrido este fin de semana con la dirigencia del Delfín.


​Tras la victoria del Delfín de Manta de visitante ante Liga de Quito, y con el poder de jugar en condición de local (aunque en el estadio de Portoviejo) ante el equipo más taquillero de nuestro balompié, la directiva “cetácea” se llenó de codicia.

Tras el anuncio de los precios de las localidades, los hinchas del fútbol quedaron perplejos al conocer que la entrada más barata tuvo un valor de USD 20, según su presidente José Delgado “el partido es llamativo; juega el último campeón”.

A lo largo de la historia de nuestro fútbol han existido numerosos casos en los cuales los equipos aprovechan partidos “llamativos” o “mediáticos” para generar un mayor ingreso. Por ello, suben excesivamente el precio de las entradas y se aprovechan de la pasión del amante del “rey de los deportes”.

Si bien el fútbol es un negocio y los presupuestos de las instituciones deportivas dependen en gran medida de las taquillas, el subir el doble o hasta el triple de su precio habitual es prácticamente un asalto a mano armada.

El estudio de los directivos manteses fue totalmente errado, por la situación socio-económica, las intensas lluvias que sacudieron a la provincia en los últimos días causando inundaciones, entre otras calamidades, evidenciaron su mala determinación.

Pero los hinchas de Portoviejo y sus alrededores -que de “tontos” no tienen nada-, demostraron su inconformidad al no asistir de manera mayoritaria al escenario deportivo, que inclusive lució casi vacío.

La Federación Ecuatoriana de Fútbol debería regular los precios de las localidades para evitar el abuso a la economía del hincha; y los directivos deberán ser consecuentes con las realidades financieras del país.

La ambición del equipo manabita hizo que desperdiciara uno de los partidos más anhelados por los clubes para alivianar sus deudas. Con un poco autocrítica -y que sirva de experiencia para el resto de dirigentes- deberán rectificar este tipo de decisiones. No olviden que “más vale pájaro en mano, que ciento volando”.