Licenciado en Comunicación Social. Periodista deportivo desde 2007, experiencia en radio (Positiva, Colón, Tarqui) y prensa escrita (Diario La Hora). Actualmente presta servicios en Radio Quito y Platinum (Grupo El Comercio). Suena el silbato y abandono el mundo por 90 minutos. Twitter: @jcvanegas
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martes 04 de octubre 2016

Quinteros, autogol ecuatoriano

Juan Carlos Vanegas
@jcvanegas

Clasificaciones de altura obtuvo Ecuador para los mundiales de Corea-Japón 2002, Alemania 2006 y Brasil 2014. Selecciones con una calidad notable, que volaban en los 2 800 metros de Quito. Sin embargo, ahora resulta que al DT ‘Tricolor’ le daría lo mismo jugar en el estadio Olímpico Atahualpa que en el Capwell, por mencionar un ejemplo.


​Disputar partidos en la altura es una preeminencia. Pavor y desconfianza produce en el rival, aunque hay gente que se empecina en decir lo contrario. Ese rédito se obtiene con un equipo que desarrolle una eficiencia plena, con jugadores de calidad.

Asombro causa el discurso de Gustavo Quinteros. Cree que Ecuador ya no tiene ventaja jugando en Quito. Su argumento es simple: “la mayoría de los seleccionados actúan en el exterior”. Es razonable, pero escueto.

‘Gigantes’ cayeron en el ‘Coloso del Batán’ (Brasil, Argentina…) y con verdaderas figuras. Minuciosos planes arman otras selecciones previo a sus juegos en los 2 800 metros sobre el nivel del mar. Atormentados llegan a Quito. ¿Eso no es tener ventaja?

Los mismos jugadores ecuatorianos ya están absorbiendo el ‘Pensamiento Quinterista’. Christian Noboa arrojó un criterio similar, y como él habrá otros. ¡Qué complicados estamos! Así el rival se verá beneficiado. Ya no existiría un equipo local y otro visitante: serían dos selecciones incómodas en un rectángulo de juego.

¿Pero no hay nadie en la FEF que tenga una pizca de valor para refutarle a Quinteros? Parecería que el seleccionador nacional tiene vía libre para proceder a su antojo y decir lo que se le venga en gana.

Uno de seis puntos posibles ha cosechado la ‘Tricolor’, este año, en la capital. Pero este dato no consolida el criterio de Quinteros, sino que evidencia su incapacidad de encontrar alternativas de juego. El problema de que ningún jugador titular actúe en Quito no es nuevo. En otrora fue resuelto con éxito.