Periodista formado en Grupo El Comercio y Bendito Fútbol. Comunicador social de coincidencia. Las casualidades de la vida me llevaron al fútbol y ahora me muevo en el área chica del mundo digital y las crónicas insensatas. Me apasiona hablar de lo que a nadie le gusta.
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martes 07 de marzo 2017

El Nacional batalla sin municiones en la Serie A

Rodrigo Martínez

Un mes después del bochornoso incidente con el Atlético Tucumán en el estadio Olímpico Atahualpa, El Nacional demuestra el escaso armamento que tiene para sobrevivir a la larga batalla que se le viene en la Serie A. 


El último puesto del Campeonato es un lugar injusto para un histórico equipo ecuatoriano, que vive sus peores angustias desde que los militares dejaran de aportar sus ingresos obligatorios al club en el 2007.

No es coincidencia que desde que desapareciera el dinero que le daba la tropa, el equipo militar se desmorone en deudas, campañas intrascendentes y un liderazgo fatigado en las divisiones inferiores, donde ahora Independiente del Valle es el referente.

El equipo virtuoso que deslumbraba con su cantera en las cuatro décadas anteriores pasó a ser una plantilla juvenil, inexperimentada y sin fichajes de renombre en este 2017. Es penoso mirar a este nuevo ‘Bi-Tri’ como club abatido, que en apenas cinco fechas disputadas ya se propone como candidato para irse a la Serie B.

Los números hablan por sí mismos: los militares no ganan ni un solo partido en el 2017 (ni siquiera en su amistoso de presentación) y perdieron todas sus fortalezas como locales, al sumar dos empates y dos derrotas.

Poco antes de renovar su contrato, el DT Eduardo Favaro solicitó a la directiva conservar a gran parte del plantel con el que alcanzó un digno tercer puesto del Campeonato en el 2016. La promesa no se cumplió. Se fueron casi todos los referentes y no hubo recambio. Adrián Bone, Aníbal Chalá, Jánner Corozo, Michel Estrada, Felipe Mejía y hasta el veterano mediocampista Christian Lara dejaron al ‘Nacho’ por mejores propuestas.

Es sensato afirmar que la situación económica del club impidió retener a estos jugadores, pero la directiva -al apostar por la prudencia económica y el ahorro- no supo rentabilizar a tiempo situaciones, como la opción de compra que tenían por jugadores como Corozo y Estrada.

A esto se agrega que, en una jugada polémica, el equipo dejó el estadio Atahualpa por el Gonzalo Pozo para captar mayores retribuciones por las cuotas publicitarias. El descontento por este movimiento se refleja en paupérrimas asistencias, como los 1299 hinchas que estuvieron en la tercera fecha contra la Universidad Católica tres días después de llenar el ‘Coloso del Batán’ contra el Tucumán.

La mala suerte también acompaña en el arranque de la temporada. El Nacional perdió a su arquero titular Johan Padilla y utilizó dos jóvenes de su cantera para improvisar en arco. La salida de Chalá disminuyó la velocidad de juego por las bandas y la delantera -contraída por la marcha del goleador Estrada- solo firmó cinco goles en siete partidos.

El Nacional no pelea en ningún frente. Los airados reclamos de sus directivos no restituirán su participación en la Copa Libertadores ni los premios que supuestamente debían recibir. Quizá sea la hora de pensar en no irse al descenso, cuando es más difícil obtener un título luego de 11 años de irrelevancia.