Periodista formado en Grupo El Comercio y Bendito Fútbol. Comunicador social de coincidencia. Las casualidades de la vida me llevaron al fútbol y ahora me muevo en el área chica del mundo digital y las crónicas insensatas. Me apasiona hablar de lo que a nadie le gusta.
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miércoles 11 de octubre 2017

Messi, de la magia a la fantasía mundialista

Rodrigo Martínez
Opinión (O)
Twitter: @RoddMar

El tercer gol de Lionel Messi terminó por apagar los cánticos de Ecuador en el estadio Atahualpa. Aparecieron otros: ‘Messi, Messi’ se coreaba a toda voz desde la General y Preferencia Norte ocupada por los argentinos, en medio de reverencias y alabanzas. El delantero se despidió de Quito vestido como un dios en medio de aplausos de los propios ecuatorianos, que a su Selección la cargaron de pifias e insultos.


Quizá sea la última vez que el argentino pise el escenario quiteño y aquellos que tuvimos la suerte de ir al estadio fuimos testimonios de una de las noches más rutilantes del astro argentino en el fútbol. Messi fue el protagonista de esas películas de fantasía en las que el héroe aparece con acciones inverosímiles cuando todo parece perdido.


Messi tendrá 35 años en Catar 2022 y con un intento fallido para retirarse de su selección, es posible que el futbolista tome una decisión definitiva si no logra la consagración en Rusia 2018. Hoy es el héroe, pero quizá mañana termine de villano, como ya sucedió en la final del 2014, acusado de pecho frío.


El mundo no quería un Mundial sin Messi y la Tricolor fue un regalo para el mejor jugador del mundo. Fue un partido más del FC Barcelona, contra un equipo que se asemejaba al Levante, el Leganés o el Eibar, por sus falencias y deficiente manejo del balón.


Pero Messi no tuvo de compañeros a los pases de Andrés Iniesta o las asistencias de Luis Suárez. No hubo la solvencia defensiva de Gerard Piqué o el equilibrio de Sergio Busquets. Messi jugó con las limitaciones y mediocridad que le daba una Selección argentina por la que pasaron tres técnicos y que se quedaba sin Mundial por primera vez desde 1970.


Aquellos que conocen a la ‘Pulga’ afirman que es un jugador pasivo y hasta con cierta dificultad para comunicarse con sus compañeros. En el Atahualpa fue un líder altanero. Un ‘10’ que tuvo que transformarse en ‘9’ para evitar la debacle. Retrocedió para corregir los errores del mediocampo y formó la esperada sociedad con Ángel Di María. También se conectó con Enzo Pérez y se cansó de asistir balones hacia los costados ante la timidez de la Tri. Ni siquiera los 12 minutos que tuvieron fuera del Mundial a Argentina espantaron al 'crack' blaugrana. 


Ecuador no tuvo nada que ofrecer. La dupla defensiva Aimar-Arboleda pagó por su inexperiencia y les quedará en la memoria el tango que los hizo bailar el argentino. La Tricolor menospreció al goleador histórico del FC Barcelona y cerró como el rival anecdótico que encendió a Messi con la camiseta albiceleste. ¿Recordarán acaso que ganamos en Buenos Aires a una Argentina sin Messi?


Quizá aquellos fanáticos y periodistas desesperados que lo llamaron ‘pecho frío’, ‘desaparecido en finales’ o ‘solo juega con el Barça’ no se darán cuenta que sin Leo, Argentina no llegaba a tres finales -entre Mundiales y Copas América- ni tampoco se clasificaba a Rusia 2018. Sampaoli ya lo resumió: “Messi no le debe un Mundial a Argentina, el fútbol le debe un Mundial a Messi. Es el mejor de la historia”.