Lo que otros callan por temor o timidez, aquí se lo dice sin anestesia. Es comentarista de fútbol de EL COMERCIO. Síguelo en Twitter: @guapodelabarra
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miércoles 07 de diciembre 2016

Liga de Quito: radiografía de un 2016 desastroso

Alejandro Ribadeneira
@guapodelabarra

Perder es parte del juego y no hay mayor drama en ello. A veces se gana, a veces se es campeón y a veces toca aplaudir al rival. Pero perder como lo ha hecho LDU durante todo el año, tragándose goleadas como nunca antes, es otra cosa. Es descender de nivel. Es hacerse enano. Es reducirse hasta un peligroso punto, el de regresar a la mediocridad sin retorno. Este 2016 los albos mantuvieron la dirección decadente inaugurada en el 2011 y que el subcampeonato del 2105 no podía ocultar. Todo saben que ese subtítulo fue más producto del azar que de la calidad del equipo. El 4 de diciembre, el tiempo y El Nacional pusieron a Liga en el lugar que merece.


Lo curioso es que el Campeonato ha sido tan malo, que un equipo con un deplorable rendimiento como el de LDU ha estado peleando un cupo a la Libertadores. Sí, aunque la distancia con el líder era de más de 20 puntos, ¡LDU tenía grandes opciones de jugar la Copa! Espantoso. Qué nivel tan pobre el de nuestro Campeonato. Mejor que no se clasificó: la ‘U’ necesita una reingeniería, un nuevo proceso que devuelva a la institución al lugar que sus hinchas esperan. Es mejor no dar vergüenzas en un torneo que para Liga es especial.

¿Qué pasó este año? Vamos por partes.

1. Se empezó mal
Esta debacle comenzó con Claudio Borghi, un entrenador con cartel y que buscaba reflotar su carrera en un equipo con nombre en el continente. Pero impuso un estilo de capataz, poco afecto con el jugador y algo romo en lo táctico. Echó a Jonathan Álvez, su error más craso, y destruyó al camerino. Ni Atila hizo tanto daño.

2. Contrataciones sin resultado
Una mezcla de mal ojo, mala suerte e improvisación conspiró para que los refuerzos de este año de la ‘U’ fueran más que decepcionantes. Sí, es verdad que a veces se contratan 4 jugadores y uno no rinde lo esperado. Pero. ¿10? Luis Bolaños fracasó de nuevo y demostró que lo suyo no es la disciplina. Carlos Tenorio, con 37 años, llegó para preparar su retiro. El uruguayo Exequiel Benavídez fue tan malo que hasta lo mandaron a las Reservas. Diego Morales mejor se fue a mitad de año (al menos hizo dos golazos a San Lorenzo) porque no podía más en este sistema. Daniel Angulo fue, simplemente, un vago. Juan Luis Anangonó no repitió el buen 2014 que tuvo en Liga y más bien prolongó este año su fracaso mexicano. Irven Ávila fue seleccionado de Perú pero parecía un jugador de barriales. Luis Romero fue un baluarte del 2015 y pedía Selección pero este año se derrumbó, incluso en el plano personal. Fernando Guerrero jamás se acopló. Pero el peor de todos fue Brahian Alemán.

3. El fracaso de Alemán
Esta jugada dirigencial, que parecía maestra en diciembre, fue determinante y constituye el símbolo del fracaso de Liga esta temporada. Alemán tuvo un buen 2015 con Barcelona pero prefirió irse a Liga por las garantías de que sí le pagarían el sueldo. El camisetazo fue percibido como un buen movimiento de la dirigencia alba pero, a la larga, fue la peor decisión. El uruguayo no se acopló con sus compañeros, no se llevó bien con los entrenadores y, por lo visto en la cancha, no puso lo mismo que en BSC. Hasta se peleó con los hinchas y ahora lo detestan. Hasta Diego Morales lo hizo mejor.

4. Tres entrenadores totalmente equivocados
Borghi fue un fiasco. Se quejó de que no podía fumar. De que no se adaptó al ritmo de Quito. Que la altitud le daba problemas. Lo reemplazo Álvaro Gutiérrez, que venía de ser campeón en Arabia y Uruguay. Quiso imponer el fútbol total pero el equipo, que tenía un pésimo estado físico, apenas si lograba el papelón total. Álvarez, harto de las quejas, pidió a los que exigían espectáculo que mejor se fueran al circo. Lo echaron. Y vino Álex Aguinaga, un entrenador muy frontal (lo cual se agradece) que en algo equilibró el juego de la U, le dio más posesión. Pero naufragó en parte por las lesiones en parte porque no pudo ser un puente entre los jugadores y la dirigencia. El lunes luego de la derrota con El Nacional, estaba jugando tenis-fútbol en el entrenamiento. Demasiado frío para no haber ganado nada como entrenador.

5. La dirigencia, ¿exhausta?
No olvidemos que la audacia de Esteban Paz fue la que permitió la obtención de la Copa Libertadores del 2008. No olvidemos que la tenacidad de Rodrigo Paz fue la que garantizó a Liga la estabilidad financiera para un glorioso período 1995-2010, con descenso y todo, pero repleto de títulos y cinco años consecutivos de finales internacionales. Pero parece que los Paz y su equipo de dirigentes ya no son respaldados como antes. Se esperaba al menos 14 000 hinchas por cotejo en la Casa Blanca y el promedio fue de casi la mitad. Los dirigentes tuvieron que poner su dinero. Así las cosas, todo se reduce en Liga, que ahora regresará a ver en las canteras para empezar desde abajo para equilibrar su presupuesto, que será un 30% menos en relación a los 10 millones que se han gastado en este 2016. ¿Se acabaron los años en que llegaban seleccionados de otros países? ¿Se acabaron los años en que Liga ponía un tercio de la selección? ¿Podrán los Paz retirarse con un buen 2017? ¿O, si ya están exhaustos y no tienen más fuerzas, no sería mejor ceder la posta a otros liguistas? Todo luce con nubarrones negros. Quizás hay mucho pesimismo. Se verá qué hace la dirigencia para recomponer este desastre.