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lunes 19 de septiembre 2016

Reiventarse o morir...

Diego Valencia

Con las disculpas del caso a los protagonistas… Pero luego de ver la fecha de las eliminatorias sudamericanas, con el retorno del insufrible Lio Messi, tras los videos de los guaguas pidiéndole que no se vaya, la estatua que develaron con su figura, los ruegos del presidente Macri (solo faltó el Papa Francisco) solicitándole que revea su decisión… ¡Hasta que se dio! Ávido estuve por más fútbol y su puesta en la escena marquetera…


Me animé por mirar varios partidos de nuestro campeonato y -créanme-, si pudiera escribir con los “emojis” de WhatsApp, estas letras, estarían acompañadas de esa carita triste con una lágrima rodante y solitaria…

Y es que con lo mal que le fue al “equipo de todos”, las gradas lucían casi vacías, pocos goles, casi nulo sacrificio, ni show mediático, nada que justifique mi buena voluntad…

Luego del letargo; me asaltó esta interrogante: ¿Qué deberíamos hacer los actores del fútbol en el Ecuador para recuperar el interés masivo del aficionado?

Lanzada la pregunta en las redes sociales, varios comentarios me dejaron en claro que a la gente el fútbol en el país le parece “poco atractivo y muy inseguro”, carente de jugadores que sean “imán de taquilla”, y además “se camufla la corrupción en todas sus formas”.

El aficionado se siente estafado… Sí, estafado… ¿Y a quién le gusta sentirse así?

La estafa está en la oferta de las directivas que no se cumple, pasando por “la falta de profesionalismo de los jugadores”. La exacerbación de una prensa que “es capaz de venderle el alma al diablo a cambio de la primicia”, pero que le falta crítica ante las estructuras, porque es preferible mantener buena relación con dirigentes y jugadores, antes que lidiar con su incomodidad. Ahora prefieren ir al cine –por ejemplo- y ser tratados con respeto al menos.

El aficionado tiene tan clara la película, que reclama cosas básicas, como “un baño limpio”, un suvenir para compartir con la familia, entradas accesibles “porque el bolsillo no alcanza cuando viene Barcelona y suben la general a 10 dólares”. A propósito de Barcelona, tal vez es el único club que este año se salva de la crítica en este sentido. José F. Cevallos ha hecho mucho con los mismos recursos con los que antes otros no pudieron.

El hincha común, parte de un “mercado latente” –como dicen los expertos- quiere valores agregados, que no tenga que escoger entre el cine o el estadio, quiere sentirse “parte de”, y para eso los departamentos de marketing de cada club deben activarse…

Pero si no hay ni estatutos en algunos, ¡peor habrá marketing! Y si no me creen, preguntémosles a las inútiles “asociaciones de fútbol” en el Ecuador, organizaciones por demás ociosas.

¿La solución? Cambiar el modelo de gestión de cada club como el de la competencia, y en este rubro, la famosa “Liga Profesional”, más que una buena opción parece ser la única vía posible. Señores dirigentes del fútbol nacional… ¡A reinventarse o morir!