Punto de orden en la naciente Liga
Para entender en el contexto futbolero hay que partir de una verdad innegable: el camerino de la dirigencia del fútbol ecuatoriano está dividido. Después de las últimas reuniones no faltan los discursos de 'unidad' y 'hermandad' entre los clubes que maquillan lo que realmente está pasando. Pero hay hechos que contradicen esas posturas.
Primero: los fuertes cruces verbales entre altos directivos de los clubes de Guayaquil con dirigentes de Liga de Quito. Segundo: la abrupta salida de Jaime Villavicencio de una de las reuniones demostró que el interés por el dinero de los derechos de televisión los divide.
Todos están pendientes del potencial reparto del dinero. Sin embargo, hasta ahora nadie exige que los directivos presenten los valores reales de las deudas. Urgente tienen que cuantificar bien cuánto y cómo se van a pagar las deudas.
Se habla de 25 a 30 millones de dólares que pudieran recibir por concepto de derechos de TV. ¿Cuánto alcanza ese dinero para sanear a los clubes?
El verdadero 'juego limpio' financiero del que tanto se habla debe partir por poner sobre la mesa los números reales. Presentar presupuestos sustentables, que se detalle la gestión para primero sanear los números en rojo y de ahí pensar en levantar la economía del fútbol sin multiplicar la deuda.
El hueco en el que cayó el fútbol ecuatoriano por la mala administración es el primero a tapar antes de pensar en abrir otro. La pugna de poder no ha sido resuelta. Siguen los muñequeos y la lucha de intereses. Así se ha logrado avanzar poco en algo que parecía ser la salvación del fútbol ecuatoriano.
Ojalá se vuelvan a unir conceptos e ideas y no simplemente se centren en la discusión por los derechos de televisión.