Indignado 0
Triste 0
Contento 1
viernes 17 de junio 2016

El joven Walter

Jorge Cruz
@eljacso

Pablo Picasso decía “la juventud no tiene edad”... déjenme lo parafraseo… Walter no tiene edad… Anoche el 10 de la Tri me recordó a Álex (Aguinaga o Escobar). Parado en la mitad de la cancha, viendo como los jovencitos corrían por él, con la visión bien abierta, midiendo al rival, con el reloj en la mano y la experiencia en la espalda.


De Antonio no voy a hablar, no quiero hablar, sigo pensando que es el encargado de imprimir el cambio en la selección. Ayer lo hizo, como otras veces, del mal modo. Pero menciono a Antonio precisamente para hablar de cómo las casi 37 primaveras de Walter lo hacen diferente. Todos podemos pegar una patada cuando nos calientan la cabeza, pero se necesita frialdad -esa que regala el Padre Tiempo- para cambiar de chip, ponerse el equipo al hombro, cambiarle la llanta a la camioneta de la que se bajaron todos y seguir…

La visión fue de Quinteros pero Walter lo resolvió dentro de la cancha. Ojo, hago esta apología del capitán de la Selección intentando rescatar lo bueno de la eliminación de Ecuador, sabiendo que la mejor manera de masticar la bronca del fútbol es pensar en el siguiente partido. Precisamente, lo que vi de Ayoví me deja motivado para el encuentro frente Brasil por las eliminatorias. Cuando todos ya buscábamos fecha para el partido de la despedida del 10, nos recordó que era mediocampista y que puede manejar los tiempos de la Tri.

El recambio siempre nos ha pesado, hemos tenido que ver cómo nuestros jugadores se convierten en una traba para las nuevas generaciones. Parecería ser que Christian Ramírez puede tener una oportunidad en la banda izquierda después de todo y esto no significa renunciar a Walter en sus últimos buenos años, los que dure jugando así, en el mediocampo.

Anoche, el partido de Ayoví despertó en mí, entre la toda la bronca de la derrota, un guiño de alegría. El resto de los muchachos se juegan nuevos contratos, una mirada de los equipos internacionales. Él ya no tiene que buscarse mejores aires y más plata, él lo hace para terminar con decoro esa corta carrera que llamamos fútbol. A Walter, viendo su cédula, pocos lo querrán fichar, pero frente a nuestros ojos, se secó el sudor, levantó la frente y limpió con buen fútbol la imagen de la salida de Ecuador en la Copa América Centenario. Walter fue el cerebro, el corazón y el nervio que la Tri mostró en su despedida. Voy a pagar gustoso todos los partidos en los que pueda verlo hasta que cuelgue la camiseta, esa blusa 10 de Ecuador que ayer llenó de entrega, calidad y una juventud intacta.